«Es un tema muy difícil, hay gente a la que no le apoya ni su propia familia»
SOCIEDAD
Joaquín Sanz trabaja como informático desde hace 31 años. Hace diez que comenzó a darse cuenta de que algo andaba mal. «Tenía síntomas muy variados, por lo que empecé a visitar diferentes especialistas. Te afecta a nivel físico y cognitivo: acúfenos, neuralgia, insomnio, dolores osteomusculares, problemas digestivos... Y así me tiré cuatro años, intentando averiguar lo que me ocurría». Al final su médico le derivó a salud mental. «Allí me valoraron varios psiquiatras y todos coincidieron en que no tenía ninguna psicopatología primaria». Quien le diagnosticó finalmente fue Joaquín Fernández Solá, un experto de Barcelona.
Pero no fue fácil, la barrera de la incomprensión es muy grande. «Es un tema muy difícil de encajar en tus entornos laborales, sociales... y hasta en los domésticos. Conozco personas a las que no les apoya ni su propia familia. Todavía estamos empezando».
Para Joaquín Sanz, la electrosensibilidad es «una patología emergente producto de la evolución de las nuevas tecnologías, mientras no ha habido una exposición tan brutal no ha habido tantos casos. Igual que a un señor le ponen un marcapasos y le recomiendan que no entre en una central eléctrica porque le puede afectar al funcionamiento; pues esa misma carga nos puede afectar a algunos de nosotros a nuestro marcapasos, que es nuestro cerebro, por una sensibilización especial, ya sea genética o de exposición».
«Yo tengo 58 años, y llevo 31 años trabajando como informático, probablemente si hubiera trabajado de ganadero en el campo no estaría hablando contigo», explica Sanz, que recuerda que la legislación vigente en este sentido proviene de unas recomendaciones de 1998, «cuando menos del 10 por ciento de la población mundial tenía teléfono móvil y ninguno teníamos banda ancha en casa».
Este trabajador está convencido de que la exposición tiene sus consecuencias y que se verán en el futuro. «Yo empecé con el problema hace diez años, pero ¿qué pasará con los nativos digitales, que están expuestos desde el minuto uno? ¿Tenemos que esperar a que sean mayores a ver qué pasa o tenemos ya evidencias suficientes para tomar alguna medida?».