«En España sobra talento para los videojuegos, pero aún falta inversión»

Álvaro Alonso Filgueira
ÁLVARO ALONSO FERROL / LA VOZ

SOCIEDAD

JOSE PARDO

El experto, con más de 35 años de experiencia, cree que la masa del sector en Galicia es de «altísima calidad»

30 may 2019 . Actualizado a las 12:16 h.

Prefiere no decir su edad, solo que son «más de 50». Y también detalla que lleva más de 35 en el sector de los videojuegos, que lo acreditan como uno de los mayores expertos a nivel nacional. Después de acabar una etapa como productor de la empresa internacional Saber Interactive, ahora Gilberto Sánchez García es formador y gestor en la Universidad de Tecnología y Arte Digital (U-tad) de Madrid.

-¿En qué situación se encuentra el sector en España?

-La industria está en un momento importante. Se ha creado un sumatorio de elementos que han hecho que tengamos potencial para crecer. Ya tenemos la percepción como industria de futuro, algo que antes era negativo. No hace tanto, en el 2008, nos cuestionábamos incluso si la palabra videojuego era oportuna o no. Y eso ya no ocurre. Ahora mismo, hablar de videojuegos es un concepto positivo.

-Cada vez hay más formación.

-Sí, está empezando a haber una oferta formativa de calidad y abundante. Se han empezado a crear grados especializados cuando antes había que autoeducarse, buscar cómo hacer esto y lo otro. Ahora hay mucha especialización. Por lo tanto, la gente está en condiciones de producir y hacerlo muy bien.

-¿Y el consumo?

-No hay ni siquiera que mencionarlo. Es la primera industria cultural a nivel mundial. Por lo tanto, el potencial es enorme. Aunque es cierto que lo tiene todo el mundo. Por lo tanto en España tenemos que contar con la excelencia. Y aquí sobra talento para diferenciarnos, pero aún falta mucha inversión.

-La inversión es uno de los caballos de batalla, ¿no?

-Exactamente. No hemos conseguido crear las secuencias de éxito continuo para que el mundo inversor quiera meter dinero. A nivel institucional hay buena percepción, pero las ayudas son escasas y muy condicionadas. En otro países hay aportaciones públicas en forma de incentivos fiscales, que aquí brillan por su ausencia. No tenemos distribuidoras nacionales y se podría decir que ni tenemos ayudas reales.

-¿Entonces qué ocurre con los profesionales españoles?

-Aquí hay tanto talento como el que se llevan para fuera. En países cercanos es una industria que está muy bien estructurada y como saben que el talento lo pueden comprar, vienen a por nuestros chicos y los ponen a trabajar. Es decir, nos financian la capacidad de producir y los profesionales siguen en España, pero se llevan el producto. Al final, el artículo vuelve convertido, por ejemplo, en norteamericano.

-¿Eso que provoca?

-Un desequilibrio de la balanza que hace que en España todavía seamos una industria incipiente en términos de desarrollo, cuando realmente nos movemos en un entorno totalmente consolidado. Sin embargo, en la práctica no terminan de remover el cemento de la financiación para que crezca una industria real.

-Comentaba antes que hablar de videojuegos es positivo. ¿Hay un cambio también a nivel social?

-Es una cuestión puramente generacional. Yo, que soy uno de los viejos del lugar, tengo ya un hijo en condiciones de tener hijos, por lo tanto, bastante mayor. Y él ya tuvo consola. Entonces, cuanto antes el videojuego era algo raro, friki o preocupante, ahora es no solo perfectamente válido, sino diría que hasta guay.

-También a nivel laboral.

-Hacer videojuegos también es algo deseable, porque se ha entendido que no es una cosa trivial ni enfermiza, sino que necesita mucho arte, talento, organización, ingeniería y equipos muy bien coordinados. Es una labor muy exigente. Además, los medios de comunicación ya hablan de los videojuegos no como una peculiaridad, sino con normalidad. A diario, de forma natural, como se trata el cine, el teatro o la música.

-¿Cómo ve el sector en Galicia?

-Galicia lleva muchos años preocupándose. Afortunadamente, a nivel formativo se están recuperando grados y posgrados. Galicia tiene talento y jóvenes con capacidad para producir, pero hace falta que eso se articule de la manera correcta. Está claro que la masa que hay formada en Galicia es de altísima calidad.