Un grupo de padres de un centro educativo de Barcelona revisó la biblioteca de la escuela y llegó a la conclusión de que el 60 % de los libros infantiles tenían rasgos de tipo sexista, por lo que decidieron retirar obras como «La bella durmiente»
12 abr 2019 . Actualizado a las 05:00 h.Érase una vez un grupo de padres de un colegio de Barcelona que un buen día se pusieron a revisar la biblioteca de la escuela de sus hijos y llegaron a la conclusión de que el 60 % de los libros infantiles ahí archivados tenían rasgos de tipo sexista. Reflexionaron sobre los contenidos de los cuentos infantiles en nuestra sociedad y tomaron la determinación de hacer un cambio de rasante como un elemento más para una educación con perspectiva de género. Decidieron retirar el 30 % de los libros, los que consideraron más flagrantes. Y no vetaron más para no dejar la biblioteca infantil casi vacía. Por ejemplo, ya no está Caperucita roja. En la versión de los hermanos Grimm, antes de que el lobo se coma a la niña, esta grita, un leñador que estaba cerca la rescata, mata al lobo, le abre la tripa y salva a la abuelita. En los cuentos clásicos, esta es una constante: los personajes femeninos siempre necesitan a un hombre para salvarse. Y suelen realizar labores de cura, maternidad o roles amorosos mientras que los chicos son valientes, fuertes y heroicos. La bella durmiente es otro de los cuentos clásicos que no han pasado el corte en esta escuela como consecuencia del revisionismo actual de historias que son de toda la vida y que en algunos casos tienen varios siglos de vida.
En la revisión con perspectiva de género que realizó este grupo de padres llegaron a la conclusión de que el 70% de los personajes de las historias infantiles son masculinos. Además, en algunos de ellos, la mujer tiene un papel estereotipado. A esta misma conclusión han llegado por ejemplo los editores de Zipi y Zape, que vuelven a publicar las historias de los célebres gemelos, pero variando algunas de las escenas de doña Jaimita, que siempre salía en la cocina o realizando labores del hogar. Lo mismo ocurre con los libros de Teo, un personaje creado en 1977 por un grupo de ilustradoras: Asunción Esteban, Carlota Goyta y Anna Vidal. En estos libros, la madre de Teo siempre sale haciendo las labores de la casa, fregando o cocinando. «Es sorprendente y frustrante que muchas veces a las mujeres no se les pone ni nombre, como si no pintaran nada, más que acompañar a los personajes masculinos, que son los que hacen la acción y toman las decisiones», afirmó en TV-3 una de las madres de la escuela Tàber de Barcelona que ha participado en el proyecto. «Estamos muy lejos de unas bibliotecas igualitarias donde los personajes masculinos y femeninos aparezcan mitad y mitad, donde hagan el mismo tipo de actividades», según otra de las madres implicadas. Aunque la nueva trilogía de Star Wars, Vaiana, y Brave son algunos ejemplos de que las cosas están cambiando.