La mano de King-Kong está en Laxe

e. v. pita VIGO / LA VOZ

SOCIEDAD

Son rocas que retan a la imaginación. El sendero que une Vimianzo con la playa de Traba, en Laxe, y con Camelle, en Camariñas, está salpicado de un zoo pétreo: tortugas, camellos, un Dino-bebé y la mano de King -Kong

08 nov 2019 . Actualizado a las 20:22 h.

Al mirar las nubes, la mente juega a distinguir extrañas formas de figuras y objetos. Es como un test de Rorschach, donde el paciente interpreta las manchas borrosas que ve pintadas en un papel. La imaginación no tiene barreras y juega malas pasadas pero esta vez es verdad: el zoo pétreo de la Costa da Morte es auténtico. Los senderistas que caminan desde Pasarela, en Vimianzo, a Mordomo y la playa de Traba, en Laxe, y Camelle, en Camariñas, distinguen perros, patos, camellos o tortugas en las rocas graníticas labradas durante millones de años. Cuesta verlos, pero están ahí.

Para iniciar este tour zoológico, el excursionista que sale de Vimianzo debe ir a Pasarela e iniciar un circuito de senderos kilométricos pasando por Os Penedos da Cachucha e Pedra da Barca (recuerda a la popa de un barco), os Penedos da Forcada (una mole granítica que parece una garra en alto o un apero agrícola), la Torre da Moa (un castillo pétreo que corona un monte) y As Penas de Mordomo.

Por el camino, el visitante reconoce todo tipo de figuras. La primera es una barca gigante, una roca de 50 metros de longitud y diez de altura, ovalada en forma de popa. Cerca, una empresa extrajo piedra, pero la cantera fue parada tras las protestas vecinales por profanar tan ancestrales rocas. Más adelante, otra piedra recuerda la cara de un locutor hablando por un micrófono y una mole ovalada (el caparazón) con un saliente (la cabeza) parece una tortuga.

Siguiendo el sendero, el paseante se topa con una enorme mano en forma de garra y es fácil caer en la tentación de hacerse un selfi simulando que uno es atrapado por las garras de King-Kong. Cerca, en una cumbre, sorprende una roca en forma de pato. Siguiendo por el monte, sobresale la figura de un camello. Las ondulaciones de la piedra imitan a las dos jorobas. También hay dos rocas pegadas que recuerdan a dos caras dándose un beso.

Rumbo hacia Mordomo, destacan los penedos monumentales: grandes moles como garras en alto, donde anidan velutinas. Entre el paisaje, uno distingue un supuesto oso, la cara de un perro, otra tortuga, una forcada y el pico de un águila. En la atalaya de Mordomo, se ve a vista de pájaro la Lagoa de Traba, cortada por la mitad, y los aguijones pétreos de Monte Branco.

La segunda parte de la ruta comienza en la playa de Traba. Desde el extremo más cercano a Laxe se divisan las atalayas coronadas con las caprichosas formas pétreas. Pasadas las dunas, hay que seguir por la Ruta dos Faros hasta Camelle. El sendero se adentra en una costa salpicada de grandes rocas desperdigadas, algunas como el Dino-bebé, una especie de pato con la cabeza girada o un monstruo del Lago Ness a punto de darse un chapuzón en la Costa da Morte. El caminante se topará con una catedral pétrea y un oso (o eso parecía). Al llegar a Camelle, hay que visitar las ruinas de la casa del Alemán. Man murió en el 2002 tras dar un grito de protesta por el vertido de chapapote del Prestige. Su obra sigue en pie: son pilas de croios amontonados y solo hay que mirar y echarle imaginación.