Un estudio de la organización Climate Central sobre la subida del nivel del mar pone en alerta a varias comarcas. En el 2050 podrían quedar bajo el agua las dunas de Corrubedo, el castro de Baroña o parte de la Illa de Arousa. O Grove o Aguiño se convertirían en una isla
13 nov 2019 . Actualizado a las 12:04 h.No es una agorera predicción, sino una amenaza inminente que la organización estadounidense Climate Central -que agrupa a numerosos científicos que investigan el cambio climático y sus efectos en la población- ha querido mostrar en un mapa interactivo y ampliable para alertar e ilustrar con él de forma muy gráfica y detallada qué áreas serán más vulnerables al aumento del nivel del mar si se mantiene el actual nivel de contaminación de gases de efecto invernadero y el ritmo de deshielo de los polos.
El modelo fue incluido en un estudio publicado la semana pasada en la revista Nature Communications en el que se vaticinó que las inundaciones costeras como consecuencia del cambio climático podrían amenazar al triple de personas para el 2050 de lo que se pensaba anteriormente. Los nuevos datos revelan que en tres décadas las tierras en las que hoy residen unos 300 millones de personas se inundarán «al menos» una vez al año si no se cambia el rumbo. Así, ciudades como Londres, Nueva York, Miami o Tokio estarían en riesgo. A nivel español -donde unas 200.000 personas estarían en ese año expuestas de forma periódica a las inundaciones costeras-, la investigación pone de relieve que las zonas más vulnerables serían Doñana, numerosas áreas de Huelva y Cádiz y el Delta del Ebro. Y, ¿qué pasará en Galicia? La comunidad no se libra de la magnitud del trastorno y, en el peor de los escenarios -que las emisiones continúen sin apenas restricciones-, la predicción no es nada halagüeña. Lo mostramos:
O Grove sería una isla y la mitad de A Illa quedaría sumergida
El modelo de simulación que utilizan en Climate Central es especialmente devastador con un par de zonas muy significativas en la comarca de O Salnés: O Grove se convertiría en una isla puesto que al agua devoraría sin remisión el istmo de A Lanzada y la mitad de A Illa (incluida la zona donde se localiza el parque natural de Carreirón) desaparecería directamente bajo las aguas. La isla volvería a quedar, además, aislada, sin conexión terrestre. La península desde donde parte su puente es una de las zonas que quedarían anegadas.
Adiós a las dunas de Corrubedo y al castro de Baroña
De cumplirse los peores pronósticos el cambio climático también podría afectar a algunos de los espacios naturales más ricos -y turísticos- de Barbanza y de la Costa da Morte como las dunas de Corrubedo, que se inundarían, o el castro de Baroña, que desaparecería. La desembocadura del Tambre o la larga playa de Carnota, con sus ocho kilómetros de arena, se verían seriamente amenazados. Incluso el faro de Lariño peligra, y el agua podría llegar hasta la iglesia de O Pindo. Los arenales muradanos de Ancoradoiro y Area Maior tampoco se libran de la advertencia, igual que la laguna de Louro.
Playas como Razo-Baldaio, Nemiña, Sardiñeiro y Estorde o Beo, Seiruga y Barizo, por no hablar de la laguna de Traba o A Langosteira de Fisterra también dejarían de existir tal y como las conocemos.
Laxe, muy afectada, y Aguiño se convertiría en una isla
Pero en estas zonas no solo se perderían espacios naturales de indudable valor. Poblaciones como Cee -donde el agua cubriría prácticamente todo el Relleno, hospital incluido- o Laxe se verían seriamente afectadas. En la comarca de Barbanza, Aguiño sería una de las grandes damnificadas. El agua conectaría la playa de O Castro y Os Areeiros con la laguna de Vixán, aislando al enclave del resto del municipio ribeirense y convirtiéndolo en una isla.
A Coruña, sin sus grandes playas
El modelo de simulación lanzado por la asociación Climate Central también alerta sobre la situación en la que quedarían las dos grandes urbes gallegas.
En A Coruña, por ejemplo, la crecida del agua afectaría a toda su zona portuaria, que quedaría bajo el mar. A nivel de arenales, la Ensenada de Orzán resultaría anegada, y tan solo se salvaría la parte central de la playa de Riazor.
Cerca de A Coruña, en Betanzos, la situación sería, incluso, peor. Gran parte de su núcleo urbano desaparecería bajo el agua.
Adiós a Samil en Vigo
En la ciudad olívica estaría también en riesgo de desaparecer gran parte de la zona portuaria y de sus muelles. Además, el mar se adentraría de forma notable por la desembocadura del río Lagares llegando, incluso, a la cercanía de la factoría de Citröen. Playas tan emblemáticas como Samil desaparecerían bajo el agua. La isla de Toralla también sería engullida.
Eso sí, as Illas Cíes y Ons se salvan parcialmente de la catastrófica predicción ya que la subida del mar afectaría solo a sus zonas de playa.
As Catedrais se salvan pero el mar cubrirá los puertos de Foz y Burela
En A Mariña, la precisa herramienta de observación -que recalcula las áreas cuyo relieve las convierte en vulnerables a la crecida de los océanos y los habitantes que viven en ellas-, da un respiro en zonas como Ribadeo o As Catedrais, donde apenas se notarán los efectos. Eso sí, de cumplirse los peores pronósticos el mar cubriría en apenas 30 años los puertos de Foz y Burela y gran parte de Covas y Celeiro.
Una curiosidad: para el Resurrection Fest habría que buscar nueva ubicación.
Cedeira y Ortigueira, muy afectadas; Navantia, anegada
En las comarcas de Ferrolterra y Ortegal hay varios enclaves que se verían seriamente amenazados. En Cedeira, por ejemplo, el mar podría engullir su zona más costera. En Ortigueira quedarían anegadas varias zonas, llegándose a formar una isla en medio de la ría. Cariño también sufriría los envites de la crecida del mar. Ya en el propio Ferrol, quedarían inundados los terrenos en donde se sitúa Navantia.
Arenales tan emblemáticos como Pantín o Valdoviño (con la laguna) quedarían también bajo el mar.
Zonas en riesgo junto al Lérez, Umia y Ulla; la planta de Ence, bajo el agua
El detallado estudio también avanza que la ría de Pontevedra podría sufrir los efectos de las inundaciones en gran parte de su litoral, siendo las zonas que se encuentren junto al río Lérez, que pasa por el centro de la capital, las más afectadas. De cara al año 2050 también podría correr riesgo de quedar anegada el área industrial junto a la ría, lo que afectaría a la planta de Ence en Lourizán. El reciente mapa también prevé que el agua inunde la totalidad de la isla de Tambo.
Otras zonas, y localidades, bañadas por ríos como el Umia o el Ulla, que verían crecido su caudal, también se verían afectadas de forma significativa.
Al sur de Galicia, la desembocadura del río Miño también aparece en rojo en el estudio cuyos resultados, uno de los más contundentes y catastróficos de los presentados hasta la fecha, parten del peor de los escenarios: que no se haga nada por frenar las emisiones, sobre todo de dióxido de carbono y que la actividad industrial y el transporte en el mundo industrializado siga el rumbo de los últimos decenios. A partir de ahí, presentan otros resultados, igualmente preocupantes, pero sin ese nivel de alarma, en función de la ambición de las medidas que se vayan adoptando, algunas de ellas ya en marcha.