El famoso divulgador presentó la exposición de Afundación «O noso planeta» donde destacó: «Es un disparate que el primer ser vivo que aprecia la belleza se esfuerce en destruirla»
15 nov 2019 . Actualizado a las 19:45 h.O noso planeta es la apuesta «propia» de Afundación, destaca su presidente, Miguel Ángel Escotet, para este otoño. Un regalo visual de la mano de algunos de los mejores fotógrafos de naturaleza del mundo. Los de la escuela de la BBC que trabajaron en la serie documental de Netflix Our Planet, conducida por David Attenborough. Premio Global 500 de la ONU, el realizador y naturalista Joaquín Araújo estuvo en A Coruña para la inauguración de la muestra, «primicia mundial» en Galicia. La exposición se puede visitar en la sede coruñesa de Afundación hasta el 8 de febrero.
-¿No hay retorno?
-La destrucción es bastante mayor de lo que parece. Nos hemos quedado cortísimos. El periodista ambiental es víctima de la autocensura. Parece que fastidias cuando informas. Pero creo que aún estamos a tiempo. Lo que va a despertar esta exposición es asombro. Solo así se lucha contra el pesimismo y se desmiente la idea de que no hay nada que hacer.
-La belleza puede echar un cable.
-Con la serie Nuestro planeta (Netflix) han conseguido, ante todo, un producto bello. Probablemente, el primer salvavidas. Pero esa belleza no nos pertenece. No puedes hacer un uso indebido de ella si no es tuya. Es un disparate que el primer ser vivo que, al menos es educado para que aprecie la belleza, haya dedicado la mayor parte de su esfuerzo a destruirla.
-¿Qué se puede hacer?
-La naturaleza es extraordinariamente eficiente. En cuanto la dejas trabajar, hace milagros. Lo mejor que puede hacer el ser humano es no hacer nada. Empezando por dejar de contaminar.
-¿Por qué no preocupa el cambio climático como debería?
-Vemos a corto plazo y solo lo cercano. Desconectamos de lo global. La inteligencia ha servido para poner orejeras a la actividad humana, en vez de mirar panorámicamente. El peor tropiezo de la condición humana es especializarse. Por eso se destruye, porque solo tienes una pequeña parcela de intereses y todo lo demás queda fuera.
-¿Cómo se cambia eso?
-Hay mucha parafernalia. Para mí, se trata de comprender para no destruir. De conocer de forma directa. No sabemos vivir. Vivimos contra la vida. Si usted es un ser vivo, tiene que saber de qué va la vida. Si usted es parte de un continente, tendrá que conocer algo de él. El incremento de sabidurías y tecnologías ha supuesto la ocultación de lo esencial. De lo vivaz. El camino verdaderamente esperanzador es el conocimiento directo de la naturaleza, la vivencia directa.
-¿Pecamos de soberbia?
-Todos los seres vivimos saben vivir la vida menos nosotros. No somos capaces de apreciar ni sus ritmos, ni su cadencia, ni su belleza, ni su sonoridad ni su importancia. Nos arrogamos un poder ilimitado sobre la vida que, simplemente por eso, es la mayor demostración de ignorancia.
-En Reino Unido, emisiones como la de «Planet Earth II», narrada por David Attenborough, fueron un éxito de audiencia. Y en primer time. ¿Por qué esto aquí no pasa?
-La audiencia media de un documental en La 2 es, en la mayoría de los casos, de entre 100 y 200.000 espectadores. Para que hacernos una idea, cuando se hace cine para la gran pantalla, especialidad muy escasa -y eso que estamos considerados como la quinta potencia mundial en producción audiovisual de naturaleza-, las audiencias se quedan incluso por debajo. Una película de Almodóvar la pueden ver dos millones de pesonas en salas comerciales. Un documental sobre naturaleza, en el mejor de los casos, 100.000 personas. Desde 1986 jamás se ha programado en la TVE, en la primera cadena, una serie de documentales de naturaleza. En Reino Unido Planet Earth II se emitió en prime time y en la BBC One.
-¿Sería más efectivo si habláramos de cómo afecta a la salud?
-Es un despropósito intelectual escindir la salud del Planeta de la de las personas. Solo hay una salud en este mundo.
-¿Tenemos más derechos que un árbol?
-Si entendemos la vida como un conjunto, lo más importante que debe vivir son los árboles. Pero no hay categorías morales en esto. En absoluto sobra un solo árbol ni un solo ser humano.
-¿Qué opina del fenómeno Greta?
-Es muy esperanzador, a pesar de que está sufriendo una serie de ataques mezquinos. Que la identifiquen con algún tipo de interés económico o político es una desfachatez absoluta. Su propuesta es la defensa del bien más común de todos. También hay que decirlo, no cuenta nada que no dijera nuestra generación hace 50 años. Pero el que sea mujer es importantísimo. Y el que sea una niña todavía más.
-¿Por qué?
-Es transparente, sincera, no ha sido pervertida aún por la madurez. Yo no estaría en esta batalla si mi corazón no fuera adolescente.
-¿Por qué la atacan?
-Para que no se nos caiga el cielo en la cabeza hay que desmontar el modelo energético de esta civilización. Son tal la cantidad de intereses que tienen que cambiar de rumbo...Esto es fundamental entenderlo, es la tarea más ardua, difícil, compleja que ha cometido nunca la humanidad.
-¿Y lo de mujer?
-Tenéis más intuitiva la palabra clave: sois atalantadoras.
-¿Y qué es ser atalantador?
-El que cuida de lo que te cuida. Y no hay cosa más hermosa e importante en este mundo que cuidar de lo que te cuida. Y la naturaleza, la vida, nos cuida. «Gracias y que la vida te atalante», así es como despedía los programas en TVE.
