Polémica por una guía médica que aconseja dejar llorar a los niños durante media hora
SOCIEDAD
El documento, elaborado por dos pediatras y una psicóloga del Hospital Niño Jesús de Madrid, recomiendano no acunarlo ni cogerlo en brazos y asegura que «es normal que algunos vomiten el enfado»
23 nov 2019 . Actualizado a las 17:17 h.En una sociedad en la que cada vez se tiende más a los extremos, los tipos de crianza no escapan de esa tendencia polarizada. En los últimos años se ha extendido la basada en el apego, que aconsejan ponerse en el lugar del niño e intentar corregirlo desde el cariño y la comprensión, desterrando métodos como el del sueño del controvertido doctor Estivill. Pero también hay quien alerta de la hiperpaternidad, que los expertos alertan de que tampoco beneficia a los menores. En los últimos días, la publicación en los últimos días de una guía elaborada sobre cómo actuar ante diversos trastornos de los niños por el Hospital Niño Jesús de Madrid, la única de este tipo en España y que ya elaboró hace tiempo una sobre primeros auxilios para padres que es una de las más recomendadas, ha desatado la polémica por las pautas que recomienda para dormir a los más pequeños.
Titulada Trastornos del comportamiento de niños y adolescentes, está elaborada por los pediatras Juan Casado y Raquel Jiménez y la psiquiatra infantil Mara Faya y en ella se abordan 21 conductas como los trastornos del sueño, las rabietas, los celos, la adicción a la nuevas tecnologías o el bullying, según informa Europa Press. La guía está disponible en formato impreso y también puede descargarse en formato digital aquí.
«Esta es la primera guía de trastornos del comportamiento de niños y adolescentes que hay en España», señalaba Casado durante su presentación, poniendo en valor la experiencia de los tres autores así como el «poso de conocimiento que tiene el hospital, de tantos miles y miles de niños con enfermedades de todo tipo que vienen al hospital, y también vienen muchos con trastornos del comportamiento».
El apartado que más polémica ha desatado ha sido el dedicado a los trastornos del sueño, que tan de cabeza traen a los padres, porque, pese a no estar en la mayoría de las ocasiones relacionados una dolencia más grave, sí que incide mucho en el día a día familiar.
Entre algunas de las pautas que recomiendan y que más polémica han suscitado está la de no acunar ni mecer al bebé para dormirse, no dormirlo en brazos, no interpretar el despertar como hambre, sed o miedo, «si se despierta no le cojas ni le des de comer, se acostumbrará a ello». La guía asegura que «para muchos niños dormir es una pérdida de tiempo, se niegan o se inventan necesidades y te llama, no cedas, si lo haces le estás enseñando malos hábitos». También recomienda que «si al llevarle a la cama llora desesperadamente cada noche, déjale en su cuna o cama y sal del cuarto. No entres en la habitación, es teatro, espera al menos cinco minutos». «Si se despierta cada noche y te reclama para que le duermas, déjale llorar treinta minutos. Después entra para comprobar que está bien, algunos vomitan del enfado. No le hables, no le cojas, sal de la habitación y dices "ahora a dormir"», añade, explicando que esta pauta debe repetirse tres veces y asegura que en tres días el niño habrá aprendido a dormir y no reclamará a sus progenitores.
Uno de los primeros en alzar la voz y criticar las recomendaciones que recoge la guía ha sido el neuropsicólogo Álvaro Bilbao, que este sábado participó en el Foro Emociona celebrado en Santiago. «A nivel científico hay datos que demuestran que efectivamente si dejas al niño en al cuna y te vas de la habitación durante media hora, acaban durmiéndose e incluso aprenden a dormirse solos. La Sociedad Americana de Pediatría ha hecho varios estudios que defienden este método, pero otras entidades como la Asociación Española de Pediatría y la Asocación Americana de Psicología no avalan este tipo de métodos», explica el autor de El cerebro del niño.
«Se habla de que algo normal en los niños que es que no se duerman solos, se trata como un trastorno de insomnio, cuando no es la realidad», asegura. «Las pautas además son especialmente crudas, como la de que dejar durante media hora solo al niño llorando, con el riesgo que ello conlleva, como que vomite, que se pueda ahogar en su propio vómito, que tenga un síncope o espasmo por el propio llanto, o simplemente que se descuelgue de la cuna: el niño debe estar supervisado», advierte. «Las pautas son muy desafortunadas y se trata a un niño como a un manipulador», añade. Y recomienda que «es muy importante que el niño se sienta acompañado, que cuando el niño llore los padres le atiendan, no tiene la capacidad de saber que están al otro lado de la puerta, no tiene la suficiente capacidad cognitiva para ello». Por otra parte añade que esto es clave además para que «desarrolle una autoestima segura y con confianza».
«En mi humilde opinión no es un acierto “trastornolizar” comportamientos infantiles normales, por mucho que a los adultos nos trastorne. Nunca escribiría este post si fuera únicamente una cuestión de estilo, sino que lo hago porque hay un capítulo de esta guía con el que no puedo estar más en desacuerdo», explicaba en una entrada que dedicó en su blog precisamente a las polémicas pautas de esta guía. Asegura que «es el comportamiento normal y natural del niño que no se puede defender solo, que necesita de sus padres para protección y alimento y que por tanto está ejerciendo su instinto de supervivencia al reclamar su atención y presencia».
Además añade que tener en brazos es algo positivo para el bebé siempre y que prácticas como las que recomienda este documento «pueden afectar la confianza y seguridad de los niños a largo plazo» y dañarles psicológicamente. Bilbao asegura que los despertares nocturnos ayudan a instaurar mejor la lactancia materna a demanda, que en la actualidad recomiendan las autoridades sanitarias y las principales asociaciones de pediatría, mínimos hasta los seis meses en exclusiva y si es posible hasta los dos años, según la OMS. Sobre la pauta de dejarle 30 minutos llorando solos, este neuropsicólogo alerta del peligro que supone estos para la integridad física del niño. «Puede tener un espasmo del sollozo, ahogarse con el cordón de las cortinas o otras situaciones de riesgos vital», advierte. Del mismo modo asegura que llegar hasta el punto de que el pequeño vomite es «una salvajada».
«El tema del sueño de los niños está muy polarizado, llevado al blanco y al negro, y la mayoría de los padres optamos por el camino del medio, por ayudar al niño a dormirse solito con cariño, con ternura, con paciencia y con confianza», explicaba en el 2017 en una entrevista en YES. «No atender a un niño cuando llora por la noche no es beneficioso ni para él ni para ti. El niño llora porque está sufriendo, porque lo está pasando mal. Los niños están programados para llorar, y llorar fuerte, para que los padres acudan a su llamada. Es bueno no desprogramar esa respuesta genética.», señalaba.
En el 2019 en La Voz, recomendaba con un bebé que no duerme «ser muy pacientes. Y atenderle, en mi opinión. Lo natural es que, a nivel cerebral, los niños a partir de los 3 o 4 años duerman la noche del tirón. Pero eso no quiere decir que lo hagan todos».
Pero no solo Bilbao se ha mostrado contrario a estas pautas que recomienda desde el Hospital Niño Jesús, numerosos profesionales y madres han criticado que estas polémicas pautas en las redes sociales.
Entre ellas Teresa Rodríguez, líder de Podemos en Andalucía, que fue madre hace unos meses, mostró su desacuerdo en su cuenta de Twitter.
Incluso se ha puesto en marcha una petición en Change.org para que se revise la guía, que en la mañana del sábado ya superaba las 8.000. Está promovida por el Centro de Estudios del Sueño Infantil (CESI) que asegura que «nos vemos obligados a manifestar nuestro profundo desacuerdo con las recomendaciones publicadas en el capítulo dedicado a los trastornos del sueño, ya que consideramos que en base a la evidencia científica más actual no son adecuadas para solucionar los problemas de sueño infantil de las familias, pudiendo producir efectos negativos a corto, medio y largo plazo que no compensan el haber alcanzado su único objetivo, esto es, la consolidación del sueño en solitario del menor».