La Xunta quiere alcanzar la neutralidad climática en el 2050

SOCIEDAD

JOSE PARDO

Galicia se equipara a países como Suecia, Noruega y Costa Rica en lo referente a los objetivos fijados de reducción de emisiones

02 dic 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

La Xunta aprobó el pasado octubre la Estratexia Galega de Cambio Climático e Enerxía 2050. Un ambicioso plan que sitúa a Galicia al nivel de países como Suecia, Francia, Noruega y Costa Rica y en el que han estado trabajando representantes de toda la sociedad gallega durante los últimos dos años. El objetivo es llevar a cabo una transición ecológica a escala regional que permita alcanzar la neutralidad climática a mediados de siglo. «El horizonte es 2050, pero ya estamos desarrollando el plan 2019-2023, con medidas concretas y presupuesto. Por ejemplo, ofrece una línea de ayudas específicas para viviendas sostenibles y renovación de vehículos», explica Mariluz Macho, subdirectora xeral de Meteoroloxía e Cambio Climático.

La transición ecológica gallega implicará a todos los sectores, aunque algunos deberán realizar más esfuerzos que otros. Las emisiones generadas en la producción de energía eléctrica basada en los combustibles fósiles deberán disminuir al menos el 54,3 % en el 2030 respecto al año 1990 y en el 2050 llegar al escenario de cero emisiones. Otros, como el sector transporte o el residencial, deberán rebajar sus cifras un 70 % y un 80 %, respectivamente, a mitad de siglo. «El sector industrial ha sido históricamente el más contaminante, pero también es el que ha reducido su huella de carbono con mayor intensidad en los últimos años. Sin embargo, las cifras del transporte siguen creciendo», comenta Macho.

La estrategia pretende combatir el cambio climático desde cuatro frentes. En el ámbito de la mitigación, favoreciendo una movilidad mucho más sostenible, transformando el sector primario en hipocarbónico y desarrollando infraestructuras verdes como proveedoras de servicios ambientales. En materia de adaptación, consolidando una gestión de la pesca y la acuicultura que minimice los impactos y refuerce la posición actual del sector a largo plazo. Otra actividad importante como el turismo deberá adaptarse al nuevo contexto climático mientras reduce al máximo su impacto.

El plan se sustenta sobre otros dos pilares fundamentales, la investigación y la dimensión social. Se mejorarán los sistemas de monitoreo y seguimiento de los efectos del cambio climático y se fomentará la sensibilización de la ciudadanía. «En lo referente a la dimensión social tenemos que transmitir la idea de que todos los gallegos deben involucrarse en esta transición. También queremos dar ejemplo desde la Administración pública. Todos nuestros edificios y coches deben ser sostenibles», añade. El reto es descomunal, aunque Galicia cuenta con el mejor de los aliados: la naturaleza, capaz de absorber más dióxido de carbono del que emite.