A los pulpeiros ourensanos las críticas del gastrónomo suizo les parece que no tienen mucho sentido aquí, aunque las respetan
19 dic 2019 . Actualizado a las 05:00 h.Aunque en Galicia consideramos el pulpo como un manjar y es uno de los ingredientes emblemáticos de nuestra gastronomía, hay voces en el panorama internacional que cuestionan si es ético incluir a este invertebrado entre los alimentos para los humanos. La última opinión en este sentido, contraria a que el pulpo sea un plato de comida, la aporta el crítico gastronómico suizo Wolfgang Fassbender en el suplemento Belleveu del diario NZZ (Neue Zürcher Zeitung).
En su columna expone que, al igual que en su país no se plantean comer animales vivos o especies como hámsteres o gatos, también deberían abstenerse de comer pulpos. Esgrime que puede haber un exceso de capturas y que algunos métodos esquilman los fondos marinos, y aunque matiza que las trampas o nasas serían lo más adecuado para pescarlo, ya que, puntualiza, se arrancan de forma «brutal».
También menciona la cuestión de si la inteligencia de este invertebrado podría ser superior a la de otros animales, un argumento que tuiteó la actriz norteamericana Gwyneth Paltrow como razón de peso para dejar de comer pulpo. En el caso del suizo, él mismo lo relativiza diciendo que tampoco hacemos test de inteligencia a otros animales que sacrificamos en mataderos para comérnoslos. Este crítico concluye que puede apartar fácilmente el pulpo de su dieta porque nunca lo ha comido mucho porque no es tradición en e país helvético.
En Galicia, la situación de partida es totalmente diferente. El pulpo forma parte de la tradición gastronómica desde hace mucho tiempo y su prestigio como delicatesen no baja. Al contrario. El problema que esgrimen los pulpeiros ourensanos no es la extensión de debates éticos sino que la competencia o la apetencia por el pulpo en otros mercados encarece el producto aquí.
Isaura González, presidenta de la asociación de pulpeiros, apunta que la crítica contra las técnicas de pesca se pueden extender, no solo a las capturas de pulpo, sino a toda la pesca que se hace con arrastre. Sobre la opinión del crítico suizo en concreto, indica: «Mellor que non o coman. A demanda pon o prezo. Que o veñan comer aquí. Hai pouco polbo, e se se abren outros mercados, como América, encarécese. Se hai moita exportación queda desabastecido o mercado local, e ao sector primario non lle repercute. A xente cando vén aquí quéreo comer. A Galicia a xente vén a comer ben e polas festas, non polo sol. O que nós defendemos é que se coma aquí e na feira».
Paco Gómez, pulpeiro del restaurante A Feira de Ourense, nunca se ha encontrado a ningún cliente en contra. «Xamais, á xente encántalle. E cada vez hai máis cultura e cómese en Madrid e fóra de España. Só baixa o consumo cando sobe o prezo», asegura.
En O Carballiño, donde ya están preparando la próxima edición de la Festa do Pulpo, que esperan que sea ya internacional, el concejal Manuel Dacal añade que «todas as mortes son crueis» y aunque menciona que, vivo, el pulpo es un animal muy listo, también se puede cuestionar que el cefalópodo se alimente de otros congéneres como nécoras o centollos. «A natureza é así», concluye el concejal.