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Los temas de conversación que hay que evitar en las reuniones familiares

Uxía Rodríguez Diez
UXÍA RODRÍGUEZ REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

María Pedreda

Política y deporte, pero también reproches del pasado y ataques de sinceridad: consejos para evitar las discusiones de sobremesa

22 dic 2019 . Actualizado a las 10:53 h.

«La nostalgia vuelve al hogar, al llegar la blanca Navidad», dice una de las canciones más famosas de esta época. Vuelve la nostalgia y también los hermanos, primos, cuñados, suegros, sobrinos... Comidas y cenas familiares en las que se puede pasar de una exaltación del amor, a los gritos de una discusión entre copas de vino y cabezas de gambas, en solo unos minutos. Las largas sobremesas navideñas son el caldo de cultivo perfecto para convertir los esperados encuentros en desencuentros.

«Por un lado, tenemos la alegría del reencuentro, pero por el otro, la decepción de que esas personas siguen teniendo los mismos hábitos que puede que no nos gusten. Esta situación provoca estrés y frutración porque las cosas no han cambiado», comienza explicando Pilar Iglesias, psicóloga del Hospital Quirón de A Coruña. «Todos tenemos en la cabeza la Navidad que vivíamos de pequeños, pero hay que tener en cuenta que esos recuerdos siempre son desde la óptica de un niño y muchas veces no nos dábamos cuenta de lo que pasaba a nuestro alrededor con los adultos. Esa imagen ideal no suele existir», y aquí comienza, según la especialista, la primera decepción.

Son fechas de alegría y la predisposición de cada uno es clave. Es imprescindible llegar con la intención de disfrutar uno mismo y hacer que los demás pasen un buen rato. A partir de ahí, hay algunos trucos que se pueden poner en práctica para minimizar al máximo el riesgo de conflictos. Por ejemplo, los temas a evitar.

En el número uno, como no podía ser de otro modo, tenemos la política. En todas las familias hay distintas sensibilidades. «Hay que evitar temas que puedan ampliar las diferencias entre los miembros de la familia. Sobre todo, los asuntos ligados a la ideología, las creencias, los valores. Todo lo que tiene que ver con la identidad se defiende siempre con más fervor», cuenta Agustina Rico, psicóloga clínica del GrupoLaberinto. «La situación es tan compleja a día de hoy, políticamente hablando, que esa complejidad no debe llegar a la mesa. Las posiciones se están polarizando cada vez más y eso es un peligro», asegura.

El deporte, sobre todo el fútbol, también debería ser un tema tabú. Genera rivalidad y competitividad.

Hay que evitar sacar a la luz los reproches del pasado. «Es importante que las familias puedan hablar sobre los conflictos que hayan podido tener, pero la cena de Nochebuena no es el momento. Esas cosas llevan su tiempo y en Navidad hay que aparcarlo», aconseja Agustina Rico. «Una reunión familiar, una cena o una comida navideña, no es el lugar para arreglar cosas. En este caso, es mejor optar por la superficialidad. También sería importante huír de los temas recurrentes que salen relucir cada año, pero que molestan a algún miembro de la familia, como las típicas anécdotas en las que se ridiculiza a alguien», comenta Pilar Iglesias.

Hay otra cosa que, según las expertas, deberíamos evitar estas fechas: los ataques de sinceridad. «En esas cenas, muchas veces, a alguien le da por soltar un ‘‘Te lo voy a decir desde el corazón porque te quiero’’ y lo que viene después suele ser malo. La sinceridad, en estos casos, está sobrevalorada. Esos comentarios de ‘‘cuánto has engordado’’, ‘‘para cuándo la boda...’’ sobran, aunque haya confianza», recomienda la psicóloga del Hospital Quirón.

Los niños también pueden ser fuente de discusión. «La gente, hasta sin darse cuenta, compite y opina de los hijos de los demás. Que si mi hijo va a violonchelo y el tuyo no hace nada, que si no deberías darle de comer esto, que si tienes que ponerle más límites...», según Pilar Iglesias, nunca deberíamos sacar ese tema de conversación.

Algo tan inocente, aparentemente, como los regalos, pueden ser motivo de decepción. «Hay grandes conflictos a su alrededor. Puedes pensar que el regalo que haces es mejor que el regalo que recibes, la situación económica de unos no es la misma que la de otros miembros de la familia... A veces surge una especie de competitividad para bien y para mal. El amigo invisible es buena idea si se pone un precio común», explica. Además, a estos posibles conflictos hay que sumar un elemento más: el alcohol, que suele empeorarlo todo.

¿Qué pasa si, finalmente, estalla una discusión? Aquí podemos optar por dos caminos. «Hay que intentar parar amablemente a esas personas, poner calma, recordar que estamos en un momento de celebración. En todas las familias hay una persona que juega más este papel de árbitro y de serenidad», explica Agustina Rico. Aunque también se podría jugar con el efecto sorpresa. «Puedes levantarte y poner un villancico o hacer que todas las personas que no están metidas en la discusión hagan un brindis por todo lo bueno. Lo importante es romper la discusión sin provocar la derrota de ninguno», recomienda Pilar Iglesias.