Marisol en Galicia: la niña de las seis películas y los seis millones de pesetas
SOCIEDAD
Hace 60 años, pocos meses después de su debut en el cine con «Un rayo de luz», Marisol acudía al estreno del filme en A Coruña. Una visita sobre la que reflexionaba en La Voz: «Yo no había visto tantas cosas ricas juntas a la vez. Estoy deseando volver, y espero que siga habiendo marisco»
24 ene 2020 . Actualizado a las 14:40 h.Todas las miradas están puestas estos días en Pepa Flores. O más bien en aquella niña con la que la actriz tuvo que convivir y pelear por desprenderse. Y es que, si por algo ha sumado atención la gala de los Goya de este sábado es por el hecho de si Pepa Flores va a acudir o no a recoger el galardón de honor. Un reconocimiento a su carrera y en gran parte a la Marisol que ella misma se encargó de matar.
Pepa Flores nació en Málaga en el 4 de febrero de 1948. Con solo 11 años, en 1959, era descubierta por el productor Manuel José Goyanes. Ese fue el inicio de una fulgurante carrera con la que ella terminó en 1985 y que la llevó a desaparecer por completo de la vida social y artística del país.
El debut
Pepa Flores debutó en el cine con solo 12 años. La película «Un rayo de luz» suponía la puesta de largo de la niña Marisol. Su primera experiencia en la pequeña pantalla le colgaba ya el título de niña prodigio. El estreno del filme se vivió con pasión. En las páginas de La Voz de Galicia del 17 de noviembre de 1960 se anunciaba que al día siguiente Marisol, «radiante de encanto y simpatía», acudiría al estreno de la película en el Teatro Colón de A Coruña. «Porque Marisol, es única, increíble y ¡diferente!», decía el anuncio en La Voz que resaltaba que la pequeña malagueña «sonríe, habla, calla, llora, emociona, divierte, canta y baila». [Consulta aquí la página completa]
Era ya un fenómeno en ciernes. El día de su llegada a A Coruña fue recogido en forma de fotonoticia en la primera página de La Voz. «La artista de cine más joven de España llegó ayer (...) Se trata de Marisol, que vino a nuestra capital para asistir al estreno de su película», explicaba el pie de foto de una imagen con «su mamá», María González de Flores. [Consulta aquí la página completa]
Lo más curioso es que, cuatro años después, en 1964, y con solo 16 años, Pepa Flores recordaría en una carta manuscrita lo que supuso aquella visita a Galicia. «Me gustó mucho. Fue una de las primeras ciudades que visité, presentando «Un rayo de luz», y cuando vi todas las casa de la bahía me creí que eran de cristal», apuntaba en referencia de la fachada marítima más famosa de la ciudad herculina. [Consulta aquí la página completa]
De aquel momento, Marisol recuerda «el cariño» con la que «recibieron los niños»: «Solo me conocían en Madrid, por eso me encantaron las pruebas de afecto de todos», decía la joven, que tampoco pasó por alto la mariscada de la que disfrutó en Galicia. «Yo no había visto tantas cosas ricas juntas a la vez. Estoy esperando volver, y espero que siga habiendo marisco», relataba.
«Estoy esperando volver, y espero que siga habiendo marisco»
Marisol se refería a sus inicios, pero en solo cuatro años ya le había pasado de todo. Y todo de forma pública. Un año después de su debut en la gran pantalla llegaba su segunda película, «Ha llegado un ángel». Todas las miradas estaban sobre ella. En realidad, todos y todas querían ser aquella niña de pelo dorado que cantaba y se movía como una adulta. «Marisol canta con salero en muy diferentes estilos -canción moderna, jotas o flamenco- y baila con gracia y agilidad. Su naturalidad como actriz es algo que sorprende y, cada actuación, es un lucimiento», decía la crítica de la película en La Voz de Galicia el 31 de diciembre de 1961. [Consulta aquí la página completa]
La cuestión de la edad
En 1962, con solo 14 años, ya se hacían pronósticos de qué sería de Marisol 30 años después. Caparrós analizaba en La Voz de Galicia esta circunstancia después de que Marlene Dietrich hubiése hecho público que tenía 58 años. Se ponía en cuestión la edad de las actrices y salía a relucir la comparación con la que entonces era solo una niña. «Imagínense los años que atriburirán a la pobre Marisol si allá por 1992 sigue actuando en escenarios y películas. Será una mujer de 45 años a la que nuestros hijos y nietos -o mejor aún nuestras hijas y nietas- atribuirán los sesenta y tantos y estarán en los cuarenta y cinco», escribía. Lo que posiblemente no sabía el autor es que en 1992 Marisol llevaría ya siete años apartada del cine. [Consulta aquí la página completa]
«Imagínense los años que atriburirán a la pobre Marisol si allá por 1992 sigue actuando en escenarios y películas»
Ese mismo año, en 1962, y siendo solo una adolescente, Marisol ocupaba ya páginas de periódicos por su posible primer romance. Ella trataba de desmentir en una entrevista en La Voz del 18 de septiembre que tuviese algún tipo de vínculo sentimental con «el archifamoso Paul Anka». El artista canadiense estaba de visita en España y quería conocer a la estrella más rutilante del país. Ella estaba sorprendida. «Vosotros sabéis que yo no puedo pensar en esas cosas. Además, cuando sea mayor y quiera enamorarme, lo haré siempre de un español. Pues no faltaba más», decía a los periodistas. [Consulta aquí la página completa]
Su relación con Antonio «el bailarín»
«Las figuras populares saltan a la palestra de los rumores por los más mínimos detalles», comenzaba una información de La Voz del 15 de septiembre de 1963. Marisol tenía 15 años y se hablabla ya de su relación con Antonio «el bailarín». La joven, «en edad de merecer», posaba con el «célebre bailarín» en un evento en el que anunciaban su próxima película. «Ambos salen con frecuencia allá por Torremolinos», decía el texto. [Consulta aquí la página completa]
«Cuando sea mayor y quiera enamorarme, lo haré siempre de un español»
Marisol y el dinero
Durante la década de los 60 no había evento que se preciase en el que no estuviese la niña prodigio. Marisol hizo el saque de honor en el estadio de La Rosaleda, en su Málaga natal, y todo el mundo quería saber cómo era.
Las crónicas del momento explicaban que, además de hacer cine, su pasión era montar a caballo. Su referente, «una buena actriz» como Greta Garbo. «Nunca la he visto, pero me han contado que era el genio de los genios». Era su explicación en un perfil de la artista que publicaba La Voz el 21 de noviembre de 1963. Una publicación que iba más allá: «A pesar de ser Marisol millonaria, de momento no dispone más que de veinte duros semanales. Es todo lo que le da su madre. Y eso ahora, pues hasta el pasado año solo le daba un duro cada siete días». [Consulta aquí la página completa]
Dos años después se volvía a escribir sobre la artista «millonaria». Era el 24 de febrero de 1965 y La Voz de Galicia publicaba un larga información titulada: «Marisol, seis películas seis millones de pesetas».
La información subraya que Marisol tiene ya 16 años, pero que sigue conservando un físico que no ha experimentado grandes cambios con respecto a su debut en el cine. Cuenta también cómo sus padres y hermanos siguen viviendo en Málaga, mientras su madre vive con ella en Madrid y «con el señor Goyanes, su director y descubridor». «Los hijos del señor Goyanes son como hermanos para Marisol». Una casa en la que llamaban a la actriz «Pepi». La información apunta también a que ya en aquel momento a Pepa Flores le costaba adaptarse a esa vida de fama. «Sentirse niña, en una palabra», dice el autor. Era un momento en el que Goyanes explicaba que había descubierto el talento gracias a sus hijos. Un momento en el que los ingresos de la joven ya eran considerables. «El padre tan solo usó lo necesario para comprarse un microbús, como elemento de trabajo. Lo demás sigue engrosándolo en una cuenta para Marisol», explica la información. Lo curioso es que el padre bautizó a ese vehículo como «Un rayo de luz», en homenaje a la película que lanzó a su hija a principios de la década. [Consulta aquí la página completa]
«Se estima que Marisol viene ganando un millón de pesetas por película, por lo que ya suman más de seis millones de pesetas la totalidad de sus contratos». Con todo, el periodista percibió ya en 1965 cuál era la auténtica realidad de Marisol: era una estrella, en casa de Goyanes no le faltaba de nada, pero «a veces parece triste».
«Es una tristeza extraña, como la del pajarillo encerrado en una jaula, que añora el frío ropaje de las hojas de los árboles y la completa libertad para volar».
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