La OMS se pronuncia sobre estos polémicos sistemas inhaladores: «presentan riesgos claros para la salud y de ninguna manera son seguros»
23 ene 2020 . Actualizado a las 18:16 h.Surgieron como alternativa al cigarrillo tradicional precisamente para abandonar el nocivo vicio de fumar: un sistema electrónico inhalador, diseñado explícitamente para simular el consumo del pitillo de toda la vida pero que, en lugar de quemar el tabaco, calienta y vaporiza una solución líquida. Los cigarrillos electrónicos y los vapeadores llevan tiempo, sin embargo, en el punto de mira de las autoridades sanitarias: sus componentes son distintos a los del tabaco convencional y no generan combustión, ¿cuál es entonces el problema? La Organización Mundial de la Salud lo tiene claro: «de ninguna manera son seguros». El organismo acaba de publicar una guía en la que insta a los gobiernos a legislar sobre estos dispositivos para «interrumpir su promoción y su aceptación, y prohibir que se realicen afirmaciones falsas o no comprobadas sobre ellos».
La OMS se ha puesto seria: pide que se prohíba el uso de los cigarrillos electrónicos y los vaporizadores en lugares públicos y de trabajo cerrados, «dados los riesgos para la salud que representan también para los no usuarios»; insiste en la restricción de su publicidad y su patrocinio para proteger a los jóvenes, otros grupos vulnerables y los no fumadores; y recomienda que se graven de manera similar a los productos del tabaco.
Explica este organismo internacional que existen muchos tipos diferentes de sistemas electrónicos, sí, pero que todos ellos contienen cantidades variables y emisiones nocivas con sustancias tóxicas perjudiciales, tanto para los usuarios como para las personas expuestas a los vapores. «Se ha descubierto que algunos dispositivos que afirman estar libres de nicotina, sí que la contienen».
Particularmente peligrosos son para los adolescentes, ya que «la nicotina es altamente adictiva y el cerebro de los jóvenes se desarrolla hasta los veintitantos años». Todavía hay más: estos productos aumentan el riesgo de enfermedades cardíacas y trastornos pulmonares; se desconocen sus efectos a largo plazo; y, en casos de mujeres embarazadas, pueden dañar al feto.
Pero, ¿ayudan a dejar de fumar?
No lo cree así este organismo. «No hay pruebas suficientes que lo respalden -estima-. Para los consumidores de tabaco que desean dejar de fumar, existen otros productos probados, más seguros y con licencia, como las terapias de reemplazo de nicotina (como parches) mensajes móviles o tratamientos especializados para la dependencia».
La guía no se olvida de nada y pone también el foco en el líquido y el aceite que se vaporiza: puede quemar al usuario y causar envenenamiento por nicotina si se ingiere o absorbe a través de la piel. «Existe el riesgo de que los dispositivos tengan fugas, también de los niños traguen el líquido, y se sabe que estos dispositivos causan lesiones graves cuando explotan».
En Estados Unidos hay actualmente activada una investigación de emergencia sobre los vínculos entre los cigarrillos electrónicos y vaporizadores, y las lesiones y muertes pulmonares. A finales del 2019 se habían registrado más de 2.409 casos de pacientes hospitalizados y confirmado medio centenar de muertes. Al menos otros cinco países han puesto en marcha investigaciones para identificar casos de lesiones relacionadas con el uso de estos productos. Están controlados en más de 30 países en todo el mundo. «Donde no están prohibidos deben ser regulados», concluye la OMS.