Un ensayo de la UDC revela errores de cálculo en la resistencia del hormigón

m. carneiro A CORUÑA / LA VOZ

SOCIEDAD

EDUARDO PEREZ

Ingenieros de tres continentes siguieron por «streaming» la rotura en el Citeec de la mayor viga de armadura transversal probada en el mundo

30 ene 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Nunca antes se había ensayado un experimento de tal envergadura y los datos resultantes no pudieron ser más reveladores. Y eso en ciencia siempre es bueno, anotó un investigador. A las 17.50 horas de este miércoles, en el imponente laboratorio del Citeec de la Universidade da Coruña y después de dos horas de tensa espera, con investigadores de todo el mundo siguiendo la operación por streaming , la mayor viga de hormigón de armadura transversal ensayada nunca rompía como una página en blanco, incapaz de resistir las 97,3 toneladas que en ese instante descargaba un gato hidráulico sobre ella.

Ningún cálculo apuntaba tan bajo. Según la normativa estadounidense, revisada en el 2019 después de 56 años, la estructura debía resistir 130,7 toneladas. La decena de ingenieros de Caminos que respondieron al desafío del grupo coruñés enviando sus predicciones desde centros de Europa, Asia y América también estimaron el fallo por encima de las 100 toneladas. Con tales presupuestos, que la placa, una mole de 12 metros de longitud, 2 de canto y 24 centímetros de espesor, similar a las de los viaductos del AVE, quebrara «a cortante» -aquí, sí, de la forma esperada-, pero con mucha menos carga de la prevista, abrió de inmediato un nuevo horizonte.

«Esas 97,3 toneladas revelan que el ‘efecto tamaño’, que es lo que queríamos poner de manifiesto, es más fuerte de lo que esperábamos», explicó nada más ocurrir la fisura definitiva el profesor de Caminos e investigador principal del proyecto Manuel F. Herrador. A su lado, Toni Cladera, profesor de la Universitat de les Illes Balears, que trajo una ensaimada para maridar con licor café y celebrar el hito con sus colegas gallegos, remarcó la constatación del error de los actuales modelos de cálculo. 

«El ensayo denota que hay que seguir trabajando a nivel de modelización teórica», dijo el catedrático, que descartó -y en esto insistieron todos- que la sobredimensión, que se deduce del ensayo, de la resistencia de la viga en las normativas y los modelos vigentes pueda comprometer su seguridad. «Los coeficientes de seguridad compensan esos efectos», anotó Cladera, en referencia a las medidas correctoras que los ingenieros aplican cuando calculan grandes estructuras, precisamente porque saben que el «efecto tamaño» distorsiona las formulaciones y porque ignoran hasta qué punto lo hace, por falta de ensayos. 

«Al final, ¿qué hacemos? -confió Herrador-. Cargar más hormigón y más acero. Por eso cuanto mejor entendamos cómo funcionan las grandes estructuras mejor uso haremos del material, más ahorraremos y sabremos también cómo repararlas», indicó el ingeniero.

Apoyado por siete ingenieros y de manera singular por el doctorando Fernando Varela Puga, que instaló 46 sensores en el interior y 18 en el exterior de la viga para registrar los miles de datos que ahora analizarán para saber en detalle el comportamiento de la estructura, el proyecto que lidera Manuel F. Herrador se integra en el gCons, un activo grupo de investigación coordinado por Fernando Martínez Abella en la Escola Superior de Enxeñaría de Camiños de A Coruña.

El ensayo, títulado Estudio del efecto tamaño en la modelización del esfuerzo cortante en estructuras de hormigón, constituye la cuarta pata de Horvital, un proyecto coordinado por la Politècnica de Catalunya, en el que también participan la Politècnica de València y la universidad balear, financiado por el Ministerio de Ciencia con 600.00 euros y destinado a explorar mejoras en el hormigón para prolongar su vida útil, una demanda creciente a la luz de los criterios de sostenibilidad ambiental y su elevada huella de carbono.