Los expertos han comprobado que no hace falta una relación sexual completa para el contagio, basta con tocar la piel de la zona genital
12 feb 2020 . Actualizado a las 21:35 h.Las uñas y las yemas de los dedos pueden ser una nueva vía de contagio del virus de papiloma humano (VPH), según ha comentado la especialista en Ginecología y Obstetricia del complejo hospitalario Ruber Juan Bravo de Madrid, Natalia Gennaro Della Rossa.
El VPH es la principal causa de aparición del cáncer de cuello de útero, el segundo tumor más frecuente en mujeres de todo el mundo y cuyo diagnóstico se suele producir, en la mayoría de las ocasiones, entre los entre los 30 y 50 años. En este sentido, la doctora ha recordado a Europa Press que la principal vía de contagio es la sexual, si bien ha señalado que «no es necesario» que haya una relación sexual con penetración para que se produzca la transmisión, ya que se ha descrito que el contacto directo piel con piel de la zona genital es suficiente.
«Otra vía descubierta recientemente de transmisión del VPH sería la genodigital, de forma que las uñas y las yemas de los dedos de la mano constituyen un reservorio del virus que provocaría contagio por esta vía», ha apostillado, para informar de que la mayoría de las infecciones por VPH desaparecerán espontáneamente, por lo que al principio generalmente solo se observa y, pasado un tiempo (usualmente de 2 años), si el virus persiste activo, se recomienda un tratamiento de erradicación por vaporización láser.
Ahora bien, si provoca una lesión mayor a nivel de las células cervicales, generalmente se realiza una pequeña cirugía ambulatoria donde se extrae la lesión. Hasta 11 genotipos del VPH pueden, si la infección persiste durante varios años, llegar a desarrollar cáncer en el cuello del útero, aunque son los genotipos 16 y 18 los causantes del 70 por ciento de ellos.
Otros factores de riesgo son el estado inmunitario de la paciente o el estado inmunitario local del cuello del útero, la infección simultánea de otros microorganismos de transmisión sexual (herpes simple, clamidias, gonococo) o el consumo de tabaco. Además, mientras persista la infección activa por VPH se recomienda suspender el uso de anticonceptivos orales si es posible.
Por otra parte, la doctora ha comentado que la prevención primaria comienza con la vacunación de las niñas de entre 9 a 14 años, antes de iniciar su vida sexual, lo que reduce significativamente el riesgo de cáncer cervicouterino. Sin embargo, la vacunación es posible más allá de los 14 años, y recomendable hasta los 55.
Algunos países han empezado a vacunar a los niños, dado que la vacunación previene los cánceres genitales también en hombres. «Conviene en este punto recordar que se trata de una vacuna que no evita la infección, sino que disminuye la posibilidad de desarrollar un cáncer provocado por el VPH. Ahora bien, la vacunación no sustituye a las pruebas de detección de lesiones precancerosas o de cáncer de cuello de útero, por lo que se recomienda a las mujeres someterse a una revisión ginecológica con realización de una citología, estudio que permite analizar las células del cuello del útero», ha añadido la doctora.
PROTOCOLO DE SEGUIMIENTO
En caso de que se detecten células anormales, se estudiará la presencia de VPH y, si este se confirma, se procede a aplicar el protocolo de seguimiento de pacientes con VPH positivo. Usualmente se estudia el cuello del útero con un microscopio (colposcopio) y utilizando distintas soluciones y colorantes se pueden descubrir lesiones muy pequeñas (de escasos milímetros) en el cuello del útero que son biopsiadas en la propia consulta en forma ambulatoria.
«Los resultados de las citologías y biopsias cervicales nos dirán si las células son normales -incluso con el virus activo pueden presentar este resultado- o presentan alguna alteración por el virus, que puede ser de dos categorías: de bajo grado y de alto grado de anormalidad. Cuando la lesión sea de bajo grado, lo normal es su control periódico, ya que tiene una tasa de curación espontánea muy alta», ha explicado la doctora.
Sin embargo, apostilla, en las lesiones precancerosas de alto grado debe procederse a su exéresis con una pequeña cirugía ambulatoria, con el fin de evitar el desarrollo del cáncer de cuello uterino. «Es así como evitamos su progresión, extirpando la lesión mucho antes de convertirse en un cáncer. Si en la citología y/o biopsia encontramos células cancerígenas, aplicamos el protocolo de tratamiento del cáncer de cuello de útero según el grado de invasión del mismo», ha zanjado.