«No dejo el Erasmus por miedo al virus, que me da igual, sino por la cuarentena»

Ángel Paniagua Pérez
Á. Paniagua VIGO / LA VOZ

SOCIEDAD

Candela Rolán y Pablo Rodríguez
Candela Rolán y Pablo Rodríguez

Estudiantes gallegos renuncian a su estancia en Italia por el temor a quedar bloqueados

29 feb 2020 . Actualizado a las 13:25 h.

El coronavirus y el Erasmus no se llevan bien. Hay muchos estudiantes que han decidido volver, hay otros que no han llegado a marcharse. Entre estos últimos está Candela Rolán, una viguesa de 20 años que estudia Logopedia en la Universidad Pontificia de Salamanca. Si todo fuera como lo había planeado, ayer tendría que haber tomado un vuelo en Oporto con destino a Bolonia para llegar a Ancona, en la costa nororiental italiana, donde iba a terminar el cuatrimestre.

Pero no va a ir así. «En ningún momento nos han prohibido irnos a Italia, pero la universidad nos ha dado todas las facilidades para cancelar el Erasmus», explica. Entre esas facilidades está retomar las clases con normalidad aun con los grandes desajustes del calendario. Candela empezaba el segundo cuatrimestre en Italia el próximo lunes, aunque en Salamanca llevan ya un mes con ellas. La Pontificia ha estado contactando con todos los chavales con Erasmus en Italia para comunicarles que les permite reincorporarse a las clases si ellos lo deciden e incluso volverse de aquel país si su intercambio era anual. Candela y una amiga decidieron quedarse.

«No dejo el Erasmus por miedo al coronavirus o a que nos pueda pasar algo, ni mucho menos morirnos», explica, «es por la cuarentena, por tener que quedarnos aislados. El virus nos da más igual, pero queremos poder viajar, el Erasmus también es para eso, no quedarnos allí encerrados». Como el calendario es así, Candela apura estos días para buscar piso o habitación en Salamanca en el que afrontar el segundo cuatrimestre.

Uno de sus amigos estaba en Italia. Se llama Pablo Rodríguez cursa la doble titulación Administración de Empresas y Derecho en Vigo, aunque tercero lo hace en Turín... o lo iba a hacer. Este lunes se cogió un bus a Berna (Suiza), donde viven unos amigos. Es un viaje que ya tenía previsto, pero que le vino bien. «Aproveché para salir, no por miedo al virus, sino a la cuarentena y a medidas exageradas, como hicieron en algunos pueblos», dice. «Da mal rollo ver a la gente con la mascarilla, pero sabemos que no es peligroso». Como la situación no está clara y la Universidad está sin clase, el martes volará a Vigo desde Ginebra. «Esperaré a ver qué dice la universidad sobre las clases... Muy mal se tendrían que poner las cosas para anular el Erasmus», confía. Asegura que entre sus amigos en Turín «se quedan muchos más de los que se van».

Precisamente en su vuelta de Erasmus desde Milán, una joven de Vigo que prefiere permanecer en el anonimato, tuvo que ser ingresada en el Hospital São João de Oporto. El miércoles, cuando su avión aterrizó se la llevaron al centro sanitario. La chica, de 22 años, dice que en ningún momento tuvo fiebre y que simplemente había padecido un resfriado. Pasó la noche en el centro sanitario portugués y le hicieron las pruebas del COVID-19, pero dio negativo y le dieron el alta.