Italia supera a China en número de muertos y tiene cementerios colapsados
SOCIEDAD
El Ejército traslada cadáveres desde Bérgamo hasta crematorios de otros pueblos próximos
20 mar 2020 . Actualizado a las 07:53 h.Uno tras otro, en una larga columna. 30 camiones verdes del Ejército italiano desfilaron en la noche del miércoles por las calles desiertas de la ciudad de Bérgamo. Dentro iban 70 féretros de las víctimas del coronavirus que el cementerio de la ciudad no puede ya acoger. Han tenido que ser trasladados a otras localidades italianas para ser incinerados porque el único horno crematorio, aún trabajando las 24 horas del día, no consigue seguir el ritmo de los fallecimientos diarios, que solo el miércoles fueron 93. La espera para las cremaciones es ya de una semana. Varias ciudades se han ofrecido a acoger los ataúdes de acuerdo con la Prefectura y las autoridades sanitarias. La mitad de ellos ha sido llevados a Módena y otros a Brescia, Parma , Piacenza y Rímini, entre otras localidades, donde serán incinerados para más tarde trasladar las cenizas de nuevo a Bérgamo y entregarlas a los familiares. El alcalde de la ciudad lombarda, la más afectada por la pandemia, Giorgio Gori, les agradeció a todas esos pueblos su colaboración en este difícil y triste momento.: «Vuestra colaboración y cercanía son encomiables», escribió.
El tanatorio del cementerio tampoco tiene espacio disponible y desde hace día los féretros se colocan en la iglesia de Ognissanti, dentro del camposanto. En la capilla del hospital Giovanni XXIII, el fraile capuchino Aquilino Apassiti, a sus 84 años y con un cáncer de páncreas, se ocupa de los fallecidos: «Los familiares de los difuntos me llaman y yo pongo el teléfono encima del ataúd y rezamos juntos». Son muchos los familiares que están también en cuarentena y no pueden acudir a los tanatorios.
Son algunos de los dramas que se viven en Bérgamo, la provincia más golpeada por el coronavirus. Como el de Roberta Zaninoni, hija de una de las víctimas, que en un vídeo ha contado su experiencia: «En Val Seriana (Bérgamo) solo se oyen sirenas de ambulancias y campanas tocando a muerto. Tal vez la gente que no vive aquí no se dé cuenta, pero en nuestro valle se muere como si estuviésemos en guerra. Tendremos que esperar tres semanas para hacer la cremación de mi padre».
Con más de 41.00 contagios y 3.405 muertos, una cifra que supera la de las víctimas en China, las medidas aplicadas por el Gobierno de Giuseppe Conte continuarán durante varias semanas, más allá del 3 de abril, fecha que se había propuesto para abrir de nuevo las escuelas. El comité técnico científico que asesora al Ejecutivo habla del 6 de mayo, poniendo como ejemplo lo ocurrido en China, donde los centros educativos continúan cerrados aunque ya no se produzcan contagios. De momento, la ministra de Educación, Lucia Azzolina, aseguró que no se perderá el año escolar y que este no se prolongará durante el verano.
Aunque Conte aseguró en una entrevista que de momento no está previsto adoptar nuevas restricciones, amenazó con ello si no se respetan las ya existentes porque, dijo, «una cosa es hacer deporte y otra transformar los lugares públicos en puntos de encuentro, lo que resulta inadmisible». Las multas a quien no permanece en su casa se suceden y ya son más de 44.000 las personas sancionadas por no haber podido justificar su permanencia en la calle, a la que solo se puede salir por motivos de salud, laborales o de necesidad como hacer la compra.
Desde algunas regiones y ayuntamientos se ha pedido al Gobierno la intervención del ejército para realizar controles en las calles. La ministra del Interior reclamó que cada ciudadano sea «vigilante de sí mismo. Así se evitarán ulteriores restricciones».