Las 110 velas de Lulú Vázquez en Pontevedra

Marcos Gago Otero
Marcos Gago PONTEVEDRA / LA VOZ

SOCIEDAD

Ramón Leiro

Las sirenas de la Policía Local felicitan a la la vecina más veterana de la comarca, que sobrevivió a la gripe española de 1918

30 mar 2020 . Actualizado a las 12:41 h.

La pontevedresa Luisa Vázquez, Lulú, es la memoria viva de más de un siglo de historia de España. Esta mujer que cumplió ayer los 110 años ha sorteado la catastrófica y mal llamada gripe española de 1918, la gran pandemia del siglo XX. Ahora le toca vivir la que hasta la fecha está siendo la peor del siglo XXI: la pandemia del coronavirus. Hace más de cien años, cuando la gripe llenaba las necrológicas, Lulú era una niña pequeña que consiguió evitar el contagio. Ahora afronta con entereza el confinamiento que marca una segunda lucha a nivel mundial contra un enemigo invisible.

Lulú lleva mal estar confinada. A ella que le encantaba ir a la Praza da Ferrería y disfrutar allí de las tardes. Hace unos meses tuvo que dejar de hacerlo por razones de salud y ahora el estado de alarma le impide recuperar esas salidas aunque mejore el tiempo. «A mi este encierro no me gusta, pero ¿qué le vamos a hacer? Hay que estar encerraditos», señala.

Este domingo era su cumpleaños, pero no pudo haber la gran fiesta con su familia. Viuda sin hijos, Lulú no está sola. Tiene 87 sobrinos nietos, añadan demás familia y se pueden hacer una idea de la cantidad de felicitaciones que recibe. En esta ocasión fue diferente, por el estado de alarma pero la fecha no iba a pasar desapercibida. Una de sus sobrinas nietas, Paloma, explicó que organizaron un homenaje sorpresa, con la complicidad de la Policía Local.

A las doce y media del mediodía, varios coches patrulla aparcaron en la calle e hicieron sonar las sirenas. Lulú, sorprendida, salió a la ventana y saludó encantada a los autores de tan inusual felicitación. «Me gustó mucho, sí, claro que me gustó», sostiene. No se lo esperaba, ni se imaginaba nada especial por la efeméride. A la hora de comer no hubo tarta, pero sí fresas con nata. Después un vídeo con saludos de muchos de sus familiares.

Única superviviente de una familia numerosa, Lulú es una luchadora que ha superado varias dolencias graves. Ahora, confinada en su casa pero con su capacidad intelectual intacta, añora la vuelta a la normalidad cuando acaben los tiempos de coronavirus.

Mi tía dice que de pequeña tenía poca salud

Pura Montenegro es la sobrina con la que Lulú pasó el día de su cumpleaños y siente devoción por su tía. Recalca, con sentido del humor, que su tía «dice que de pequeña tenía poca salud y nosotros le decimos que la guardó para ahora de mayor». A lo largo de su dilatada vida, esta pontevedresa vivió tiempos difíciles no solo para la comarca sino para el mundo entero. La pandemia de 1918 llevó el luto a muchísimos hogares de Pontevedra y sus alrededores. Su sobrina relata que Lulú no llegó a coger la gripe y ahora le toca hacer frente, confinada en su piso, a una nueva epidemia, el coronavirus.

Lulú lleva los 110 años con una mente despejada, aunque el oído ya no es lo que era y necesita ayuda para andar.

Por lo demás, su sobrina nieta Paloma explica que su tía abuela «lee sus novelas, mira la televisión y nos conoce perfectamente». ¿Cuál es el secreto de su longevidad? Paloma no lo sabe, pero bromea: «Espero que me lo dijera a mí primero antes que a un periodista». En la familia hay antecedentes de personas centenarias. Pura indica que la madre de Lulú llegó a los 101 años y que la abuela anduvo en torno a esa edad o a los 102.

En su Pontevedra natal, Lulú es toda una institución, ya que durante muchos años ella y sus amigas, la más joven pasando los noventa y tantos años, ocupaban uno de los bancos de A Ferrería. También tiene otro récord vinculado a su edad. Es la única superviviente de la primera promoción del colegio Sagrado Corazón de Os Praceres, en Pontevedra, un centro educativo que la recordó cuando celebró el centenario de su fundación.