La OMS queda en manos del altruismo de Bill Gates y otros benefactores

Anje Ribera

SOCIEDAD

Melinda y Bill Gates
Melinda y Bill Gates GLOBAL CITIZEN

Tras la salida de EE. UU., las cuotas de los países solo cubren los gastos de personal

19 abr 2020 . Actualizado a las 23:49 h.

La decisión de Donald Trump de retirar a la Organización Mundial de la Salud (OMS) la aportación económica estadounidense, fuente principal de sus ingresos, abre serias incógnitas sobre su viabilidad en uno de los tiempos sanitarios más críticos de la historia de la humanidad. Aunque también es cierto que esta ha recibido numerosos apoyos políticos después del órdago del presidente norteamericano. El sábado, el Gobierno alemán propuso ampliar la OMS y convertirla en un centro mundial contra las pandemias, convencido de que la actual «no será la última».

Esta institución fue fundada en 1948 para «promover la salud, mantener el mundo seguro y servir a los vulnerables». Su presupuesto aproximado para el bienio 2020-21 es de 4.500 millones de euros. Washington ha sido el principal contribuyente, con casi 500 millones de euros anuales, lo que constituye entre el 14 % y el 22 % de sus ingresos. En contraposición, la última derrama de China apenas llegó a 6 millones de euros (0,21 % de los fondos). Tras los norteamericanos están Reino Unido (7,79 %), Alemania (6,4 %), Francia (4,8 %) o España (2,4 %), por hablar de territorios fuertemente golpeados por la COVID-19.

Pero este dinero apenas sirve para sufragar los salarios de empleados y gastos administrativos. Por ello, sus programas sanitarios se alimentan de aportaciones voluntarias de donantes estatales y privados. Son estos ingresos los que posibilitan acometer campañas como, por ejemplo, las destinadas a la vacunación contra la polio, el cuidado de la salud de las mujeres o la erradicación del tabaquismo. Asimismo, con este dinero se sufragan la lucha contra el VIH, la hepatitis y las enfermedades tropicales, y la protección a la salud reproductiva o el acceso a medicamentos.

En el apartado de donaciones privadas destaca la Fundación Bill y Melinda Gates, que aporta casi un 10 % a este organismo y dedica la mayor parte de sus fondos a África, el continente que más sufrirá la decisión de Trump. El propietario de Microsoft criticó la decisión del presidente de EE. UU. y anunció que ampliará sus montantes, al tiempo que tratará de atraer a otros filántropos. Por tanto, no parece demasiado arriesgado afirmar que la OMS queda a expensas de la generosidad de algunos millonarios con mayor sensibilidad que la que atesora quien dirige Estados Unidos. En cualquier caso, nadie duda de que el impacto de la retirada del dinero estadounidense será alto y tendrá consecuencias de largo alcance.