«Ha sido un chute de adrenalina y energía brutal tocar la roca»

SOCIEDAD

Vítor Mejuto

La mayoría de la gente ha aprovechado para correr o salir en bici, pero Álex ha preferido escalar

03 may 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Álex está acostumbrado a pasar buena parte de su tiempo en plena naturaleza. Este abogado, como el resto de la población, llevaba 48 días esperando para poder volver a disfrutar de una de sus pasiones: la escalada. No es fácil hacerlo teniendo en cuenta las restricciones todavía vigentes, pero en A Coruña, en plena ciudad, hay un muro que puede permitir a los amantes de este deporte «sacarse el gusanillo». El despertador sonó pronto en casa de Álex y en cuanto su mujer llegó de correr, este alpinista metió los pies de gato en una mochila y se acercó hasta el Dique de Abrigo, un muro de roca y hormigón de 1.400 metros que une la Torre de control marítimo y el faro. Mientras la mayoría de la gente lo recorre paseando, en bici o en patines, otros practican esta modalidad de escalada deportiva conocida como boulder.

«Tenía miedo del tema aeróbico. Me tomé las cosas con calma en el primer día. Lo que más me ha aportado es a nivel emocional. Poder volver a salir aunque sea en un entorno urbano, respirar, sudar un poco, poner los músculos en movimiento... Ha sido un chute de adrenalina y energía brutal tocar la roca de nuevo. Moverme de un lado a otro, agarrarme a las regletas y poder estar en el dique. Allí puedes pensar en tus cosas, liberar la mente...», cuenta recién llegado a casa a las diez en punto de la mañana.

«Estar confinado para mí es como estar en una cárcel. Pero también creo que las personas acostumbradas a pasar mucho tiempo en plena naturaleza, tenemos capacidad de adaptación. Yo he pasado tres o hasta cinco días en alguna expedición sin poder salir de una tienda de campaña. Claro que extraño mucho el monte, normalmente casi todos los fines de semana hago alguna actividad en el exterior, pero hay que entender que es algo provisional. Mi vida ha cambiado, pero no ha sido tan dramático. Creo que incluso lo puede llevar peor una persona más urbanita, acostumbrada sobre todo a la vida de la ciudad, a ir de bares, restaurantes, conciertos...», asegura.

Eso sí, lo primero que va a hacer en cuanto pueda es coger su furgoneta e irse a la montaña o a la playa, «a donde sea». Mientras, hay que buscar el lado positivo de todo esto. «A nivel económico está claro que es un desastre, yo soy abogado y los juzgados están cerrados. Pero ha sido un cambio positivo en cuanto a desestrés. Ha sido un momento para relajarme y dedicarle tiempo a mi mujer y mi hija, para pensar en nuevos proyectos. Vivimos en una vida tan ajetreada que no solemos disfrutar de las pequeñas cosas», reflexiona Álex.