
O Grove y Vilagarcía permiten solo la venta de productos agroalimentarios, Meis y A Illa abren mañana y Cambados sigue sin poner fecha para recuperar la venta ambulante
15 may 2020 . Actualizado a las 22:12 h.Vilanova se ha convertido en el primer concello de la comarca en abrir el mercadillo al completo, esto es, con todo tipo de artículos. Hasta el pasado lunes, solo se podían vender productos de primera necesidad (básicamente alimentación), pero la fase 1 amplía el abanico de posibilidades y el alcalde Gonzalo Durán ha decidido ir a por todas. Además de naranjas y lechugas, los vilanoveses pudieron hoy incorporar a la cesta de la compra ropa y calzado y, de paso, recuperar el hábito de cada viernes de curiosear entre los puestos. Eso sí, con mucha cautela, guardando las distancias y con la mascarilla puesta, que es obligatoria.
El alcalde hace un balance positivo de este primer día de mercado en estado de alarma y ya anuncia que se repetirá la próxima semana. «Los vendedores aceptaron las normas y están agradecidos, se puede intentar hacer vida normal protegiéndonos. Esta es una solución que quita miedo a la gente, si este ejemplo cunde podrían abrir también en otros sitios», indica el regidor. Así lo desean también los vendedores ambulantes, que llevan dos meses parados y sin perspectivas de poder retomar la normalidad.
En Vilagarcía, por ejemplo, han recuperado su mercado —mañana sábado volverán los puestos a las inmediaciones de la plaza de abastos— pero solo para productos agroalimentarios. En O Grove se repite el esquema. Hoy recuperaron el mercadillo de los viernes, pero solo para productos frescos, y en A Illa y Meis, lo harán mañana.
Donde siguen sin poner fecha a la reapertura del mercado es en Cambados. Allí, la decisión del gobierno local de trasladar los puestos a Rúa Nova ha revolucionado a los vendedores, que se oponen frontalmente a esta medida. El asunto llegará a pleno de la mano de José Ramón Abal (Cambados Pode), que presentará una moción al respecto pidiendo que se mantenga la actual ubicación y reclamando diálogo con los vendedores. Por su parte, la alcaldesa, Fátima Abal, tiene previsto reunirse a principios de la próxima semana con el colectivo de afectados para buscar una solución por consenso.
En este contexto, el BNG de Cambados emitió esta tarde un comunicado por el que acusa al gobierno local de tratar injustamente a los vendedores y de alegar pretextos sanitarios para conseguir los fines políticos de Somos. «Se quere trasladar o mercado, debe ser honesto sobre os seus motivos, e non empregar escusas falsas. Non resulta admisible que a concellaría encargada da promoción económica sexa precisamente a que poña trabas para que ese desenvolvemento poida realizarse. E, moito menos, que un representante político elixido democraticamente utilice as ameazas para acadar os seus obxectivos políticos, poñendo aos vendedores na disxuntiva de acatar os seus criterios arbitrarios ou impedirlles traballar», apunta el grupo nacionalista. «O goberno local fai gala dun comportamento autoritario que ao BNG de Cambados lle resulta inaceptable, e que recorda os longos anos nos que padecemos, na oposición, ese estilo por gobernos do PP», señala la formación que lidera Víctor Caamaño, que le pide al bipartito que busque de inmediato una solución a la actual situación.
Con los vendedores: «Vimos pola desesperación»
Miro es uno de los vendedores que acude habitualmente al mercado de Vilanova y estaba ansioso por poder volver a montar su puesto de ropa. «A cousa está moi frouxa», reconocía a media mañana, pero, pese a todo, da por buena la decisión del Concello de recuperar la venta ambulante. Ojalá lo hicieran en otros lugares, comenta, porque será la única manera de insuflar un poco de oxígeno a su negocio. Los autónomos ambulantes han podido acogerse a las ayudas en los pagos de la Seguridad Social, pero eso no es suficiente para paliar las pérdidas económicas que implica haber estado dos meses en dique seco. «O de Vilanova non é un mercado que valga moito, pero vimos pola desesperación». Miro lleva casi diez años recorriendo plazas como las de Padrón, Ribeira o Cambados y considera que allí también sería viable retomar poco a poco la normalidad. El hecho de tener que guardar distancias (dos metros entre vendedor y cliente y cuatro metros entre puesto y puesto) no favorece las ventas, pero menos da una piedra. «Ten que ser así ou nada, á casa non vén nada».