«Los madrileños parecemos la peste negra», dice una veraneante habitual en Laxe
SOCIEDAD
Residentes en la capital de España se quejan de que se les culpa generalizadamente de incumplir las restricciones de movilidad
05 jun 2020 . Actualizado a las 09:48 h.El sentimiento es común. Mucho apego a una tierra que es su segunda casa y una sensación compartida de cierta discriminación. María José Domínguez y Mario Díaz son dos buenos ejemplos. Viven en Madrid y Leganés, con familiares en Galicia, el primero, y la segunda visitando Laxe en los últimos 20 años. Pero ninguno de ellos se ha saltado las restricciones de movilidad, aunque no ponen en duda de que pueda estar sucediendo.
«Los madrileños parece que somos la peste negra», señala desde su casa en la capital Domínguez, quien apenas ha salido tres días de casa desde que se han relajado las medidas de confinamiento y, asegura, no le resultó «agradable». En una conversación telefónica comenta que no sabe de ningún caso entre sus conocidos que se hayan desplazado a otra comunidad, aunque casi todos tienen vínculos con otras regiones que frecuentan. «Nos llaman madrileños a todos. Yo no dudo de que la gente se esté moviendo irresponsablemente, pero seguro que no son todos de Madrid. Nos echan la culpa de todo, y eso es inapropiado», se lamenta.
María José y su familia llevan dos decenios fieles a su cita con Laxe. Alquilan un apartamento para la primera quincena de agosto y este año no saben si podrán hacerlo. «Las normas son para todo el mundo y hay que cumplirlas, aunque todo el mundo no es así», reconoce.
«Solo iré si me dejan»
A Mario Díaz y María José les une su pasión por Laxe. Allí viven los padres de Mario parte del año, y el coronavirus les ha cogido precisamente en esta localidad de la Costa da Morte. «No se han movido de allí desde que comenzó la pandemia, y nosotros tampoco hemos ni intentado ir. Este verano solo iré si me dejan».
Mario reconoce que hay gente para todo, pero cree que se está creando una polémica injusta por la actitud de unos pocos. «Los alcaldes de localidades como Laxe, que no son muy grandes, conocen a todo el pueblo y también a los habituales. Si ven que alguno no cumple las normas se lo tendrían que decir, y si no hacen caso acudir a la Guardia Civil. Con tres denuncias se acababa el problema», arguye. En julio espera que sus padres puedan ir a Madrid, «pero siempre que puedan volver a Laxe».