El Mediterráneo se convierte en uno de los grandes contenedores de plástico
La cuenca de este mar interior concentra el 21 % de todo el microplástico planetario. Los científicos gallegos aseguran que el mejillón es la clave para entender esta amenaza
(Cangas-1982) Divulgador Científico. Creador de Historias del Tiempo. Siempre pendiente del cielo y doctorando sobre Cambio Climático.
El plástico es un material visible. Esto favorece que sea un asunto que despierta interés y sensibilización. Pero lo que se observa representa solo la punta del iceberg del problema que está generando. Hay, además, conceptos que se han popularizado y que son erróneos, como las famosas islas de plástico. La gente tiene en la mente una acumulación gigante en zonas remotas de los mares. Sin embargo, esto no es así, de lo contrario habría cientos de imágenes de satélite.
«El plástico, una vez que entra en circulación, suele incorporarse a lo que se llama los giros oceánicos, corrientes circulares que hay en el norte y sur de los océanos. La isla más conocida es la del Pacífico norte, que tiene el tamaño equivalente a siete veces España. En esa zona hay una concentración mayor, pero son plásticos del tamaño de una lenteja», explica Álvaro Luna, biólogo y autor de La era del plástico.
No hace falta, además, irse muy lejos para encontrar uno de los grandes estercoleros del planeta. «España es el segundo país de Europa que más plástico deposita en el Mediterráneo, cuya cantidad no deja de aumentar ya que es un mar pequeño, semicerrado y con mucha población concentrada en las zonas costeras», reconoce Luna.
Según un informe de GreenPeace publicado en el 2017, un 21 % de las partículas de microplásticos en el mundo se encuentran en la cuenca del Mediterráneo. En este estudio se encontraron microplásticos en el 88, 71 % de las muestras. Otro trabajo del antiguo Ministerio de Medio Ambiente en el 2016 mostró que en las playas mediterráneas españolas el 72 % de la basura son plásticos. Este material tiene, además, una permanencia muy elevada en los mares.
Por ello, los expertos aseguran que no basta con dejar de consumir. Lo ideal para revertir el desastre medioambiental sería desarrollar proyectos para retirar buena parte de lo que ya está en los océanos.
El plástico se incorpora al ciclo del agua y ya cae del cielo
La cifra de partículas que contienen actualmente los océanos supera, según los cálculos que se manejan, los cinco trillones. Dado que se encuentran en la misma escala que el plancton, se están incorporando a la cadena trófica de los animales marinos, que termina en el estómago de los seres humanos. La revista Science acaba de publicar un artículo en que describe cómo el microplástico se está incorporando al ciclo del agua. En las gotas de lluvia también se ha encontrado estas partículas.
«El plástico puede estar circulando a través de las corrientes marinas varias décadas. A partir de ahí, puede venir un animal y que se lo coma o acabar en el fondo. Los microplásticos, al ser como polvo, pueden ascender por medio de las corrientes de aire hasta las nubes y luego las precipitaciones vuelven a depositarlo en la superficie», asegura Álvaro Luna.
En este ciclo del plástico, los ríos desempeñan un papel fundamental a la hora de distribuirlo. Una investigación del centro alemán Helmholtz-Center for Environmental Research reveló que las principales vías de contaminación en el mundo se encuentran en Asia y que únicamente diez ríos aportan el 95 % de los desechos plásticos que llegan al mar.
En España se acaba de presentar una iniciativa para realizar una radiografía del estado actual en que se encuentran los ríos. Protocolo para unificar «Lo que hemos hecho ha sido crear un protocolo para que todos los centros de investigación, universidades y asociaciones medioambientales puedan unificar las tareas de muestreo del microplástico. Una de las principales fuentes de contaminación de plástico son los ríos, que están constantemente vertiendo agua a los océanos.
Pero hay muy pocos estudios sobre qué tipo de material están liberando nuestros ríos y cuál es el daño real que están generando. Con este trabajo, que tiene una fase de muestreos y dos posteriores de análisis, queremos recopilar el mayor número de información que permitirá realizar un diagnóstico certero de la situación en nuestro país», explica David León, responsable del proyecto Hombre y Territorio, que coordina esta investigación.