Así llegó el coronavirus a España

Tamara Montero
Tamara Montero SANTIAGO / LA VOZ

SOCIEDAD

IDIS

El 11 de febrero llegó al País Vasco la cepa genética B3a y hoy conviven cinco variantes del virus, según un estudio de los investigadores del IDIS Antonio Salas y Federico Martinón

17 sep 2020 . Actualizado a las 23:49 h.

El coronavirus, o más bien la cepa genética B3a, entró en España el 11 de febrero a través de Vitoria. El País Vasco es la comunidad que tiene más probabilidades de albergar el origen de la pandemia en el Estado, que tuvo un foco de expansión importante durante el mes de marzo. Hoy, son cinco los linajes de coronavirus que conviven en territorio español, que han sido identificados por los científicos del Instituto de Investigación Sanitaria (IDIS), Antonio Salas y Federico Martinón.

La investigación, que acaba de publicar la revista Zoological Research, analiza 41.362 genomas, de los que 1.245 componen la muestra española. Se trata del mayor estudio global llevado a cabo hasta el momento en relación a la variabilidad genómica del SARS-CoV-2 y el primero que explora la variación genética de España, donde hay una alta prevalencia de la cepa B (el 39,3 %) y mayoritariamente representadas por la B3a y la B9. El segundo linaje con mayor incidencia es A2a5, que probablemente se originó en Italia, de donde proviene su antepasado evolutivo, A2a, la cepa más importante a nivel mundial y que habría llegado a España a principios de marzo para hacerse fuerte rápidamente en Madrid. Muchos de los linajes, ya sea los generados en España como los importados, pudieron ser exportados a otros países, como Inglaterra (B3a) o Sudamérica (B3a y A2a4, entre otras). 

La A2a5 es también la cepa predominante en Galicia, ya que está presente en prácticamente el 68 % de los casos. El 19 % corresponde a la A2a, linaje ancestral del A2a5 y que los investigadores defienden que se originó también en Italia. La B3a explica el 11 % de los contagios en Galicia, donde no han detectado un gran foco de expansión.

Además, en España el 8,7 % de los casos corresponden a la cepa B9, que probablemente se incubase en Madrid para luego expandirse a otras zonas, como la Comunidad Valenciana.

El linaje A2a4 está muy extendido y tiene un origen europeo, con presencia el 63 países, y una prevalencia en Europa del 32 % y en Sudamérica del 36 %. En España, sin embargo, su presencia es muy baja: apenas un 7,8 %, aunque los brotes más importantes se dieron en Valencia. «Ese é o carácter distintivo de España. Como B3a é moi frecuente o resto teñen menos frecuencia».

La quinta cepa, A2a10, es muy minoritaria, pero probablemente tenga un origen portugués. Y además, los investigadores se centran también en un sublinaje, la A2a5c,  una cepa importante que en Madrid supone el 24 % de los casos, mientras que en Navarra es uno de cada cinco casos y en Cataluña el 26 %. «Esa cepa xorde en Madrid. Non é raro, se a súa linaxe ancestral (A2a5) se fixo forte alí», explica Antonio Salas, profesor de la Facultade de Medicina de la Universidade de Santiago.

 

El estudio también analiza la presencia de una mutación, la D614G, que según algunos estudios le otorga al virus una mayor capacidad de transmisión. La presencia en los linajes presentes en España es del 56 %, que aunque parece alta, es la más baja de Europa. La mutación está asociada al linaje A y en España hay una alta prevalencia del B, así que el artículo no apoya la hipótesis de que esta mutación tenga una implicación en la alta incidencia del covid-19 en España, sino que se decanta más por el papel de los conocidos como supercontagiadores, que Salas y Martinón identificaron en un estudio previo. «Para nós é inconsistente de que España, sendo unha poboación cunha incidencia tan alta de covid-19 teña unha frecuencia tan baixa da mutación se realmente esa mutación está relacionada coa maior transmisibilidade», afirma Salas.

El rápido crecimiento de los contagios en ciudades concretas y el análisis evolutivo de los linajes viene a demostrar el rol fundamental de los supercontagiadores, apoyado por datos como la vida media de las cepas del virus, las tasas evolutivas, la localización geográfica y la cronología, por ejemplo.

«Vemos que o patrón existe» a nivel nacional. Los linajes principales se fundamentan en focos de expansión que son muy difíciles de explicar si no es a través de eventos de supercontagio. «Creo que foi o motor da pandemia en España e tamén no resto do mundo», afirma Antonio Salas.

El sistema de clasificación diseñado por el grupo de investigación del Instituto de Investigación Sanitaria (IDIS) podría convertirse en una herramienta clave para la vigilancia activa y la variabilidad del virus. Lo que no está claro todavía es si los más de 14.000 cambios genéticos detectados pueden tener una implicación en la eficacia de futuras vacunas o en posibles tratamientos contra el covid-19.

Entonces, el virus ¿muta o no muta? En realidad, depende del contexto. El virus cambia a una velocidad de una vez cada dos semanas. Pero no es lo mismo el cambio que opera en los individuos, que en la mayoría de los casos no tiene éxito y desaparece, que el que prevalece y acaba pasando a la población, se convierte en una cepa mayoritaria. «Se acumulas un cambio cada dúas semanas e tes moitas cepas e moitas secuencias diferentes, acabarás vendo unha cantidade de variabilidade significativa», explica Salas. En el estudio se han analizado más de 41.000 secuencias, de las que unas 20.000 son diferentes y se han detectado 14.291 mutaciones . «A nosa hipótese é que non existen evidencias que apunten a que a dispersión do virus dependa dunha mutación, senón que é un proceso máis aleatorio que ten que ver cos eventos de supercontaxio».