La primera vez que La Voz habló de la penicilina: «Es la maravilla del siglo XX»

SOCIEDAD

[...] «La pulmonía que afectó a Mr. Churchill ha sido combatida victoriosamente con el penicellim. Y ha llegado el momento de hablar de este producto» [...]. En 1944, y ya a las puertas de recibir el Nobel, le llegaba el reconocimiento mundial al investigador británico. La Voz también se hacía eco y titulaba su crónica (25-1-1944) como «La maravilla del siglo XX». Comenzaba la era de los antibióticos, que cambiaron el mundo como seguramente lo hará la vacuna del covid-19. Cuando quiera que esta llegue

14 oct 2020 . Actualizado a las 11:15 h.

Pocas semanas más tarde de que el periódico publicase aquel extenso reportaje en el que se daba cuenta del sensacional hallazgo (en realidad, Alexander Fleming había descubierto la penicilina en 1928, pero hasta la llegada de la Segunda Guerra Mundial apenas se había desarrollado su trabajo: necesidad obliga y los americanos se pusieron manos a la obra), La Voz anunciaba en exclusiva que el nuevo fármaco acababa de ser usado en Galicia por primera vez en España, mientras los periódicos de la capital andaban a vueltas con el caso de la niña madrileña Amparito Peinado y las dificultades que encontraban los médicos en conseguir la penicilina necesaria para inyectarle. El 10 de marzo de 1944, el doctor Fernández Obanza aplicaba las primeras dosis a un grave enfermo de septicemia cardíaca que estaba tratando en el sanatorio San Nicolás de A Coruña. En ambos casos los pacientes presentaron una rápida mejoría, pero acabaron falleciendo: la escasez de dosis para un tratamiento adecuado frustró la completa recuperación.

Volviendo la vista a las páginas de La Voz de aquellos años nos encontramos con circunstancias muy similares a las que envuelven actualmente la espera por la vacuna del covid-19. Una pandemia (la de los años cuarenta se llamaba Segunda Guerra Mundial), grandes líderes políticos sometiéndose en persona a los tratamientos (de Churchill a Trump, aunque un abismo separe a ambos personajes) y los problemas de producción y comercialización del fármaco, que si en nuestro presente ya se adivinan complejos para cuando la vacuna esté aprobada, en 1944 daban para el guion de una película estilo Casablanca, con aviones nocturnos llevando la penicilina de estraperlo y cobrando 15.000 dólares por dosis.

La Voz contaba que las primeras ampollas que aplicó Fernández Obanza en su hospital coruñés habían llegado desde Gibraltar «procedentes de algún puerto norteafricano ocupado por los aliados». Muy pronto se constituiría en España, tal y como anunciaba el periódico, una comisión del Consejo Nacional de Sanidad para regular su distribución. Porque en la España de la época, autárquica y en un contexto bélico en el que Estados Unidos intentaba mantener la penicilina como «un secreto de guerra», tal y como aseguraba el diario, resultaba muy poco creíble lo que en el diario anunciaba por esos días el doctor Pedro González, de la Real Academia de Medicina de Barcelona, en relación a supuestas investigaciones «para obtener penicilina en laboratorios españoles». En su reportaje del 25 de enero de aquel año, La Voz explicaba que acababa de llegar a El Cairo una cantidad «tan pequeña que coge perfectamente en una caja de cerillas» y anunciaba que en Estados Unidos se estaban constituyendo «importantes compañías para explotar la producción de esta sustancia a gran escala».

Tomaz Silva

Actualmente se comercializan cientos de medicamentos con el principio activo de la penicilina, el fármaco que contribuyó a transformar el mundo tal y como lo conocíamos hasta hace solo unos meses. A saber qué cuenta La Voz de nuestros convulsos días pre y post covid dentro de ochenta años...

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