Sánchez asegura que la situación es «muy grave» y eleva los contagios a tres millones de «compatriotas»

Raúl Romar García
r. romar REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

El presidente del Gobierno no descarta un estado de alarma para «evitar a toda costa un confinamiento como el que vivimos en primavera»

24 oct 2020 . Actualizado a las 08:19 h.

Unidad, disciplina social, resistencia, espíritu de equipo y moral de victoria. Fueron las palabras más repetidas por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el mensaje que lanzaba a las 13.00 horas a la nación. No avanzó ninguna medida nueva, ni siquiera la implantación de un toque de queda nacional que está negociando el ministro de Sanidad, Salvador Illa. En una declaración institucional con tono solemne apeló a la unidad de las administraciones y de la sociedad para volver a doblegar el coronavirus, porque, según avanzó, el número real de infectados «supera los tres millones de compatriotas». Fue la cifra que adelantó, cuando las oficiales aún se refieren a poco más de un millón de infectados.

Pero sobre su discurso planeó la sombra de un nuevo estado de alarma, necesario para tomar medidas extraordinarias en las autonomías con mayor riesgo. Dejó, de hecho, la puerta abierta a declararlo porque «vienen meses muy duros». En este punto subrayó que las comunidades son las responsables de las medidas que se deban ir adoptando y, cuando una de ellas alcance un nivel de alerta «extrema», podría requerir de iniciativas excepcionales que «podrían» necesitar el sustento del estado de alarma. Las autonomías recogieron el guante y por la tarde el País Vasco, Extremadura, Asturias y Melilla se mostraron dispuestas a recurrir a este instrumento legal, que parece que cada vez está más cerca.

En cualquier caso, el titular del Ejecutivo recalcó sobre un posible estado de alarma que España está lista para adoptar cualquier medida que sea necesaria para frenar a la pandemia, pero siempre con equilibrio entre protección de la salud, mitigación de los efectos económicos y respeto a derechos y libertades.

En su discurso, Sánchez también ofreció esperanza. «Estamos más cerca del final, de que la nueva normalidad sea la normalidad a secas. La unidad es nuestro horizonte y marca nuestro camino». Pero para alcanzar este objetivo instó a la «disciplina social», a reducir al máximo los «contacto sociales» y los movimientos. «Tenemos —dijo— pasión por el contacto humano, pero es el momento de mantener distancias. Los familiares, los amigos también pueden contagiarse entre sí». «Podemos —añadió— y debemos detener al virus sin detener la vida».

«Disciplina social»

En esta línea, el presidente del Gobierno apeló a la necesidad de «evitar a toda costa un confinamiento domiciliario como el que vivimos en primavera», porque el país ya ha sufrido demasiados sacrificios. Y lanzó un reto colectivo. «Debemos —expuso— lograr una incidencia acumulada menor de 25 casos por 100.000 habitantes». Para ello insistió en la necesidad de recurrir a la «disciplina social, el espíritu de equipo y la moral de victoria».

Pero a renglón seguido es cuando precisó que se hará buscando siempre el equilibrio entre la protección de la salud pública, la mitigación de las consecuencias sociales y económicas y la garantía de los derechos y libertades que amparan la Constitución. «Debemos adoptar las medidas necesarias causando el menor daño económico posible y las menores restricciones posibles para las libertades personales, y estamos listos para adoptar todas y cada una de las medidas que sean necesarias», dijo.

Añadió que nadie, ni las comunidades, ni los ayuntamientos, ni el Gobierno de España tienen ningún interés en imponer más limitaciones que las que resulten imprescindibles para limitar la propagación de la pandemia. Pero para ello dijo que se necesita la máxima colaboración, conciencia y disciplina ciudadana.

También advirtió de que en esta segunda ola «se ha llegado a duplicar la cifra de casos notificados en un día con respecto al peor día de la primera ola», pero que, pese a ello, el país está mejor preparado para afrontar la acometida. «Si las cifras de hospitalizados y fallecidos son inferiores, se debe a que ahora se están haciendo muchos más test que entonces», defendió Sánchez, alegando que se ha pasado de realizar 30.000 PCR diarias en los peores momentos de marzo y abril a «más de 100.000 en estos momentos»,

«Ahora se detecta la mayoría de casos, en torno al 70 por ciento, mientras que en primavera el virus se difundía sin control, pues apenas se diagnosticaba el 10 por ciento del total de contagios», ha esgrimido.

El presidente ha insistido en que durante la primera ola «ningún país podía precisar el número de contagios con exactitud», pero que, gracias a los estudios de seroprevalencia, en España se conoció que el número real de infectados al fin de la primera ola era «diez veces superior», puesto que se detectaron aproximadamente dos millones de personas con anticuerpos, en comparación con los alrededor de 200.000 casos notificados oficialmente. Así, y tras la progresión de la segunda ola, Sánchez ha apuntado que, actualmente, «el número real de personas que han estado infectadas supera ya los tres millones de compatriotas».