«Aún hay quien piensa que si una mujer dice 'no' es 'sí', erotizando la insistencia»

Javier Becerra
javier becerra REDACCIÓN

SOCIEDAD

La socióloga Mónica Sáiz Martínez aborda en «Noches seguras para todas» la violencia sexual en el ocio nocturno

25 oct 2020 . Actualizado a las 22:52 h.

La Federación Mujeres Jóvenes presentó el informe Noches seguras para todas. Se trata de una investigación «sobre las discriminaciones machistas y los violencias sexuales que las mujeres jóvenes sufrimos en los contextos de ocio nocturno». Entre otras conclusiones, señala que las mujeres jóvenes sufren una «usurpación de su tiempo de ocio» por parte de aquellos que las interpelan constantemente a nivel sexual. La socióloga Mónica Saiz Martínez trabajó en ese informe.

-¿Los hombres por la noche se apropian «del espacio y el tiempo» de las mujeres como afirman en su investigación?

-Lo que se recoge es a partir de lo que nos cuentan las mujeres y lo hemos constatado con los hombres. Aparecen diferentes tipos de violencia sexual, desde las aparentemente más sutiles a las tipificadas como tal. En ese abanico hay, por ejemplo, miradas continuas y molestas. Socialmente no están vistas como violencia sexual, pero nosotras las sacamos a la luz porque son actitudes que violentan e incomodan a las mujeres.

-¿Qué otras hay?

-Piropos, comentarios, acercamientos físicos sin contacto que suponen la ocupación de ese espacio, intromisiones cuando están en grupo, tocamientos no deseados, amenazas con violencia, agarres, acorralamientos, aislamientos y agresiones sexuales sin uso de la fuerza. Luego ya vendría la agresión sexual con fuerza. Parte de estas violencias no son identificadas por las mujeres, ni por los hombres. De ahí la importancia de visibilizarlas.

-¿Plantean quizá que esas miradas y acercamientos son la antesala de la agresión sexual?

-En la violencia sexual lo que se ve es la punta del iceberg: la violación. Pero ese comportamiento tan hostil está sostenido por otras violencias más sutiles. El violador no solamente viola. Hay detrás todo un abanico de violencias. Ocurre lo mismo que en la violencia de género. Nosotros vemos cuando la mujer es asesinada, pero antes hubo una serie de violencias mucho más sutiles que no se han visto.

-Subrayan que los hombres que agobian a las mujeres no son conscientes que muchos de sus comportamientos son violentos. ¿Hay una falta de empatía?

-Esto tiene que ver con la construcción de la masculinidad en el sistema patriarcal. La violencia sexual es un tipo de violencia de género, que es una herramienta de poder que los hombres ejercen sobre las mujeres. Este se da en diferentes ámbitos de la vida, en el laboral, en la pareja o en el espacio de ocio nocturno. Pero, ojo, la violencia no la ejercen los hombres en general, sino aquellos que asumen una masculinidad determinada.

-Señalan que muchas mujeres han normalizado esos comportamientos. Asumen que «la noche es así». ¿Por qué?

-Porque no se educa. En los patrones de seducción patriarcal heterosexuales los hombres son activos sexualmente y necesitan desahogarse. Hay un estereotipo sobre lo que es un hombre y las actitudes que tiene cuando sale de fiesta parece que son producto de esa virilidad. Las mujeres que no tienen una conciencia feminista dicen: «Es que los tíos son así, son pesados y unos babosos». En el estudio salen testimonios de chicas y chicos que señalan que aún hay quien piensa si una mujer dice que no, realmente quiere decir que sí. Entonces, a ellos no les importa sobrepasar el límite, porque en el patrón relacional las chicas tenemos que mostraron en resistencia y hacernos difíciles. Se está erotizando la insistencia. Lo dicen: «A mí lo que me pone es una tía difícil». Y eso lleva a forzar.

-Hablan de la «camaradería masculina»: pedir permiso a otro hombre para cortejar.

-La camaradería masculina es algo más amplio, que se usa en alusión al pacto entre varones. En este caso hay un grupo mixto, con chicos y chicas. De pronto, un chico ajeno quiere ligar con alguna de ellas y lo que hace es pedir permiso de alguna forma. O asegurarse si alguna de esas mujeres es de la propiedad de un hombre con el que están. ¿Están con vosotros? ¿Podemos? Ellas dicen: ¿Por qué no me lo preguntan a mí directamente? Sería lo lógico. Ellas sienten esos guiños entre hombres.