La segunda ola se recrudece en Estados Unidos, con la semana de mayor mortalidad desde abril
SOCIEDAD
La curva epidemiológica empieza a mostrar las consecuencias de Acción de Gracias, aunque todavía no ha alcanzado el pico
09 dic 2020 . Actualizado a las 08:55 h.«El pico de Acción de Gracias aún no ha llegado». El aviso de Anthony Fauci, el director del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas estadounidense se produce el mismo día que el país rebasa los 15 millones de contagios y empieza a ahogarse en una segunda ola de coronavirus que se recrudece, inundando ya no solo a las grandes aglomeraciones urbanas sino también áreas rurales que hasta ahora habían conseguido contener el avance del virus.
La transmisión lleva semanas al alza y el aumento de contagios tiene como consecuencia el incremento tanto de las hospitalizaciones como, posteriormente, de las muertes. Hay más de 100.000 personas hospitalizadas y más de 20.000 en unidades de cuidados intensivos, cifras récord desde el inicio de la pandemia, según los datos del proyecto Covid Tracking.
En máximos están también los fallecimientos. Esta ha sido la semana con mayor número de muertes por covid en Estados Unidos desde abril, con una media de 2.200 diarios y desde el inicio de la pandemia al menos 284.000 personas han fallecido a causa del covid-19.
«Los epidemiólogos nos había alertado de que en octubre haría una segunda ola y así ha sido. Estamos a la expectativa». César de la Fuente, catedrático de la Universidad de Pensilvania, explica que las predicciones para Estados Unidos apuntan a que la situación se mantendrá hasta enero o incluso febrero.
Es la misma predicción a la que se refiere Sonia Villapol, científica en el Centro Médico de Houston y miembro del equipo internacional de investigación del covid-19: su compañero Joseph Varon adelantaba hace unos días que Estados Unidos encara seis semanas negras.
¿Cuál es el peso de Acción de Gracias en la situación que atraviesan los Estados Unidos? «No es el determinante único», explica De la Fuente. Pero las curvas epidemiológicas empiezan a reflejar los efectos de las reuniones del pasado 26 de noviembre. «Hai 31 estados nos que xa se ven repuntes» de contagios a partir de una festividad que ha llevado a unos seis millones de estadounidenses a viajar por el país en una fecha que quizá se celebre incluso más que la Navidad. Y eso, los desplazamientos y las reuniones, son el caldo de cultivo para incrementar la transmisión de la enfermedad, recuerda el catedrático de la Universidad de Pensilvania.
Sin embargo, lo que ha alertado Fauci es verdad: las consecuencias todavía están por llegar, en algo así como una curva al alza dentro de otra ascendente. Desde que el contagio se produce pasan entre dos y diez días hasta que se desarrollan los síntomas y también hay un lapso temporal de unas dos semanas hasta que las personas llegan al hospital y pasan a la uci.
La cuestión es también si existen particularidades en Estados Unidos que hayan llevado a esta situación. Y en esto sí coinciden ambos científicos: la ausencia de una coordinación estatal es uno de los acicates del virus. «Cada estado tiene sus propias reglas. La gente se mueve de un estado a otro y en los han sido menos estrictos puede haber gente portadora del virus, asintomática y estar esparciéndolo», dice César de la Fuente, que destaca que aquellos países que han tenido un liderazgo nacional fuerte están en mejor posición en esta crisis sanitaria.
El catedrático pone sobre la mesa el cansancio de la población, que no es, ni de lejos, endémico de Estados Unidos, sino común a todo el mundo, y la necesidad de una política de cribados masivos y sistemáticos -es decir, testar a todo el mundo varias veces- para controlar la expansión del virus a la espera de la distribución de las vacunas.
La científica, por su parte, ejemplifica con las directrices sobre el uso de las mascarillas la ausencia de una política clara: los gobernadores pueden decir que se utilicen, los alcaldes que no... «Joe Biden dixo que ía poñer cen días de máscara obrigatoria», pero la minimización que se ha hecho del covid-19 en algunos momentos y por parte de dirigentes como el propio Donald Trump no han contribuido a que la población esté concienciada sobre la necesidad de cumplir estrictamente con las medidas. Tampoco contribuye, dice Villapol, que la política de multas es más laxa que en otros países.