Tensión y lágrimas en la primera gala de «Maestros de la costura»

Inmaculada Tapia MADRID / EFE

SOCIEDAD

Nuevos aspirantes compiten en una edición del concurso que potencia el espectáculo y apuesta por la sostenibilidad

26 ene 2021 . Actualizado a las 16:05 h.

Una sofisticada Raquel Sánchez Silva, con una réplica en rojo del vestido de Givenchy que lució Audrey Hepburn en Desayuno con diamantes, hizo su aparición detrás de un maravilloso y enorme abanico rosa de plumas en el taller de la cuarta edición de Maestros de la costura.

Al ritmo de Lady Marmalade, en la versión que Christina Aguilera, Pink, Mýa y Lil'Kim, para la película Moulin Rouge, la presentadora desfiló seguida del jurado compuesto por Lorenzo Caprile, Alejandro Palomo -Palomo Spain- y María Escoté, todos de rojo pasión en un inicio que ha sido puro espectáculo. El que todos esperan conseguir con los doce aprendices seleccionados entre 14.000 aspirantes que, momentos después, ocupaban su sitio junto a las máquinas de coser.

Para ellos fueron sus primeras palabras, justo después de reconocer que ella también sufría los nervios del primer día. «Tenemos ganas de conoceros y os garantizo que vais a reír, a llorar y pasar por experiencias inolvidables», les aseguró.

Y para ello la primera prueba, según les pidió Palomo, fue que confeccionaran una prenda que «hable de vosotros mismos», justo antes de que apareciera la modelo Eugenia Silva, madrina del programa desde su primera edición.

Elena, Yelimar, Mily, Laura, Nani, Ana, Álvaro, Ancor, Javier, Fermín, Gabriel y Lluís entraron en una competición que durará diez semanas para alcanzar el maniquí de oro, además de cincuenta mil euros en efectivo y un curso de formación especializada en Diseño de Moda en el Centro Superior de Moda de la Universidad Politécnica de Madrid.

Entre los participantes que esperan que el concurso de talentos les cambie su vida se encuentra un profesor de pintura, Ancor, apasionado de los años 40 y 50, ganador de la primera prueba.

Yelimar, una ex modelo venezolana, discapacitada tras sufrir una accidente de tráfico o Nani, cabo del Ejército del aire que ha participado en misiones en Afganistán y Dakar, que comenzó a coser para lucir diferentes vestidos en la Feria de Abril.

Ana es higienista dental, con un problema de hiperhidrosis (sudoración excesiva) en las manos, mientras que Gabriel, trabaja como psicólogo en Badajoz. Mily, la aprendiz más veterana, reconoció que se «sentía como en un sueño» al estar en el taller.

Elena es profesora en una academia de baile y estudia Bellas Artes e Historia del Arte y su compañera Laura es administrativa; Lluís ayudante de un taller de moda. Y Fermín, estilista de un grupo de teatro alternativo.

A priori muy alejados de la moda y la costura se encuentran Álvaro, un ex boxeador hasta que hace unos meses, en el que sufrió un apuñalamiento en el pulmón por una discusión de tráfico y Javier, presente en la directiva del Levante U.D., se encarga de los fichajes de los jugadores.

El recinto modernista de Sant Pau en Barcelona ha sido la primera salida de exteriores con la que el programa homenajeado a la moda catalana, en la que los aprendices han tenido que replicar dos piezas de firmas con sello catalán como Knowtown (cuyo diseñador es Marc Vidal, exaprendiz de la tercera edición), Tot Hom, Yolancris, Lydia Delgado, Manuel Bolaño o Juan Avellaneda.

Una prueba en la que ha surgido el primer momento de tensión entre Caprile y Lluís, un aprendiz que no ha dudado en comentar que no tiene «miedo a los jueces» y lo ha demostrado en varias ocasiones en las que se ha enfrentado al modista.

La prueba por equipos, tal y como definió Raquel Sánchez Silva, fue «convulsa», tanto que de manera inusual los doce participantes tuvieron que enfrentarse a la prueba de eliminación realizada con papel.

Finalmente, Elena, la joven azafata de vuelo, de 26 años y profesora de baile fue, por la falta de calidad en su diseño, la primera eliminada de la cuarta edición.

«Ha sido un placer empezar y espero seguir aprendiendo», ha dicho la valenciana. Una despedida triste, para una temporada que estará regida, como señaló Caprile, por la «sostenibilidad» y con el objetivo evitar el «despilfarro» en los tejidos.