La tasa de fallecimientos supera ahora a las de Madrid y Cataluña
09 feb 2021 . Actualizado a las 05:00 h.«Primero viene el alza de los contagios, luego el de la hospitalización, después el de uci... y mucha gente no se alarma hasta que, después de todas esas alzas, llega la explosión de fallecimientos. Pero entonces es tarde. No hay nada que hacer». Con ese descarnado realismo hablaba hace unos días Ignacio Ramil, internista del Chuac. Sus palabras cobran sentido cuando se observa lo que está pasando con la tercera ola en Galicia, que después de alcanzar récords de contagios y hospitalización ahora también está haciendo explosionar las cifras de fallecimientos. Desde enero, Galicia registra una media de 14 muertos al día, es un fallecido con covid cada hora y media; una cifra que ni siquiera se dio en abril, el mes más trágico.
Desde que comenzó el 2021, fallecieron en Galicia 561 personas por la pandemia —es probable que la cifra que se incremente aún porque el Sergas notifica muertes con días de retraso—. Además, si se observa la evolución de los fallecimientos día a día, se comprueba que enero comenzó con unas cifras similares a las de diciembre, sin pasar habitualmente de diez muertos por día. Pero, conforme fue avanzando el primer mes del año, los óbitos fueron creciendo. Y el día 28 de enero, en solo 24 horas, se notificó el fallecimiento de 36 personas que habían sido diagnosticadas de covid. Hubo y aún hay más días con cifras brutales.
Lo peor es que, por ahora, no parece que la caída de los contagios se traduzca en una bajada del número de fallecimientos. ¿Por qué? Porque del aluvión de nuevas infecciones que se registraron aún queda mucha gente grave en las plantas de los hospitales y en las ucis. De ahí que médicos que están en primera línea frente al covid no sean demasiados optimistas y crean que el número de víctimas, desafortunadamente, aún vaya a seguir moviéndose en cifras escalofriantes.
Dramática comparativa
La crueldad de la tercera ola en Galicia se observa también cuando se hace una comparativa con el resto de las comunidades. Para hacer esa radiografía hay que ir a los datos del ministerio, que no siempre coinciden con los autonómicos porque no se actualizan con la misma frecuencia. Pero, en todo caso, miden con idéntico rasero a todas las regiones. Ahí se observa que, en toda la pandemia, Galicia es una de las tres comunidades con la tasa de muertos más baja por 100.000 habitantes —solo tuvieron menos Baleares y Canarias—. Pero, si solo se coge enero y febrero, es decir, lo que sería la tercera ola, entonces la región escala posiciones y es la comunidad número once en cuanto a óbitos. Por ejemplo, la tasa de fallecimientos es ahora más elevada en Galicia que en Cataluña o Madrid.
Además, tal y como alertan muchos médicos, el drama no se ciñe solo a que fallezcan más personas. Si bien es cierto que en Galicia, como en el resto de España, la franja de edad con mayor mortalidad en cuanto al covid es la que va desde 80 a 89 años, no menos real resulta que el porcentaje de personas más jóvenes que fallecen se ha incrementado. La mayoría de las personas con menos de 70 años que mueren con covid tienen patologías de base, principalmente obesidad. El sobrepeso en un paciente con neumonía bilateral, dicen los médicos, es «un factor de riesgo terrible, que suele provocar una evolución muchísimo peor».
¿La explosión de fallecidos se explica solo por los contagios navideños?
¿Por qué Galicia sufre, desde medianos de enero, una explosión de fallecimientos?, ¿Se explica este drama solo por el aluvión de contagios tras la Navidad? Sin duda, y por pura lógica, esa es una de las causas. A mayor numero de infectados, más posibilidades de que se registren más hospitalizados y más víctimas. Pero Galicia, que salió mejor parada de la primera ola que la gran mayoría de las regiones de España, empeoró ahora más, sobre todo en cuanto a óbitos. ¿Por qué? Es difícil saberlo con certeza. Pero pueden influir distintas causas.
Para empezar, Galicia, precisamente porque no vivió el drama de otras comunidades de Madrid en la primera ola, tenía la tasa de inmunidad mucho más baja. Así que había un porcentaje significativo de la población que podía contagiarse. También puede influir, y seguro que lo hace, la tasa de envejecimiento de la comunidad —recordemos que a partir de 80 años es donde se da la mayor tasa de mortalidad—. Además, y relacionado con este hecho, hay que destacar que hasta hace poco el covid no había embestido de lleno contra muchos municipios rurales, donde las medidas eran más relajadas. Pero ahora incluso términos con poca población y dispersa —Rodeiro o Forcarei, por poner dos ejemplos— ya han registrado fallecidos con covid-19.
A todo ello hay que sumarle los brotes en residencias, que provocan numerosas defunciones. O la muerte de personas de mediana edad, ahora más expuestas porque en primavera había confinamiento.