El descubrimiento de la supertierra Gliese 486b mejorará la búsqueda de exoplanetas rocosos potencialmente habitables
05 mar 2021 . Actualizado a las 09:14 h.La comunidad astrónoma acaba de descubrir un nuevo exoplaneta. La cuenta sigue aumentando y ya van más de 2.200 desde 1995, cuando se localizó el primero. Lo han bautizado como Gliese 486b. Ocupa 2,8 veces la masa de la Tierra y su tamaño es un 30 % mayor. Orbita una estrella enana roja que está situada a solo 26 años luz. Se trata de un sol mucho más frío y débil que el nuestro. A pesar de todo la temperatura mínima alcanza los 430 grados. No parece precisamente el futuro hogar de la humanidad. «Si llevásemos un trozo de plomo se fundiría al instante. Por sus características, estamos hablando de una supertierra, un mundo rocoso un poco más grande que el nuestro, aunque no tanto, por ejemplo, como Júpiter, cuya masa es 318 veces superior a la de la Tierra», explica José Antonio Caballero, investigador del Centro de Astrobiología del CSIC.
La ciencia ha empezado a descubrir este tipo de planetas recientemente. Hay, por tanto, muchas más preguntas que respuestas. «Por lo que sabemos hasta ahora pueden ser rocosos, tener una pequeña cobertura de gas e incluso llenos únicamente de agua. La edad y la actividad de la estrella que orbitan influye mucho. También la distancia, ya que Gliese 486b se encuentra muy cerca y por ello su temperatura es tan elevada», reconoce Caballero.
Este hallazgo representa un incentivo en la búsqueda de un mundo parecido al nuestro. Es decir, con un radio y una masa idéntica que esté situado a una unidad astronómica, la misma distancia que separa la Tierra del Sol. Los expertos creen que ese hito podría producirse en las próximas dos décadas. Pero los astrónomos deben saber qué y cómo buscar. Y es aquí donde el reciente descubrimiento de Gliese 486b adquiere un papel de vital importancia, hasta tal punto que los científicos hablan de haber encontrado la piedra Rosetta para la búsqueda de exoplanetas rocosos potencialmente habitables. «Cada elemento tiene una particularidad que lo define. Por ejemplo, hay un rasgo que solo produce el dióxido de carbono. Lo que necesitamos es crear el espectro de un planeta que se parezca lo máximo posible a la Tierra. Gliese 486b nos permitirá crear un modelo a partir de la composición de su atmósfera que después servirá de referente para cuando descubramos otros nuevos», apunta el investigador que es coautor del artículo que se publicó ayer en la prestigiosa revista Science.
Instrumento CARMENES
Los responsables del hallazgo explican que dieron con Gliese 486b «por un golpe de suerte». Para localizarlo usaron el instrumento CARMENES, cuyo consorcio está integrado por once centros de investigación en España y Alemania. «Desde el observatorio de Calar Alto, en Almería, pudimos observar unas 350 estrellas enanas rojas situadas el vecindario solar. Los cálculos nos decían que podríamos encontrar unos cuarenta planetas, pero la posibilidad de que alguno transitará delante de su estrella era ínfima, uno con mucha suerte. Los tránsitos nos dan información sobre el radio, pero después podemos obtener su masa y en última instancia la densidad. Pues resulta que Gliese 486b es justo lo que estábamos buscando», apunta José Antonio.
Encontrar vida fuera de la Tierra sería uno de los descubrimientos con más implicaciones en la historia del ser humano, al menos en lo que se refiere al lugar que ocupa en el cosmos. La sonda Perseverance acaba de aterrizar en Marte para encontrar evidencias de una vida pasada. Sin embargo, parece más probable que esa noticia venga por otro medio. «Dudo que se vayan a encontrar fósiles en Marte en muchas décadas. Antes, puede que alrededor del 2050, gracias a la tecnología que viene seremos capaces de encontrar biomarcadores, como la clorofila, señal inequívoca de la presencia de seres vivos», concluye.