Al menos el 15 % de los infectados sigue con síntomas persistentes después de tres meses

REDACCIÓN / LA VOZ

«Muerto el perro, no se acabó la rabia», asume, resignada, Katia Oceransky. Rebobina y se remonta al otoño, segunda ola de la pandemia, a la tarde de octubre en la que acompañó a su hija


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