«Estoy convencida de que se hará justicia», asegura en el adelanto del undécimo episodio de la serie documental «Rocío, contar la verdad para seguir viva»
16 may 2021 . Actualizado a las 17:15 h.Capítulo a capítulo Rocío Carrasco ha ido desvelando los episodios más oscuros de su vida y «la verdad» sobre Antonio David Flores. Anoche el programa Sábado Deluxe desveló un adelanto del episodio 11 -que se emitirá el próximo miércoles- en el que la hija de Rocío Jurado suelta una nueva bomba sobre su exmarido. Asegura que el padre de sus hijos podría entrar en prisión.
«Muchos juristas de este país me habían dicho que tenía la razón, pero nunca antes ha sucedido. No existe un precedente», explica Carrasco, quien recuerda que para que una persona sea absuelta «tiene que haber sido juzgada y a este señor no se le ha juzgado. Todavía no es un caso cerrado y yo estoy convencida de que se hará justicia».
¿A qué se refiere? «Él le dice al juez que es insolvente, es que todavía no he encontrado los dos años y medio que ha estado sin trabajar de verdad». En el tráiler del nuevo episodio se escucha a Antonio David decir que, después de estar dos años y medio sin trabajar, es insolvente y que por tanto no puede hacer frente a sus deudas con su exmujer. Algo que Rocío Carrasco desmonta al enumerar las cantidades que el ex guardia civil ha ganado a su paso por los platós de televisión. «La mayoría de las cantidades no las cobraba él, las cobraban sociedades a las que él ni pertenecía, le pusimos una querella», recuerda Rocío Carrasco. Ante la pregunta de si cree que Antonio David podría acabar en la cárcel, ella responde con un «sí» rotundo.
La mudanza de Antonio David
Mientras tanto, según el programa de Telecinco Socialité, Antonio David habría decidido dejar la casa en la que vive en Málaga por la presión mediática y social, para mudarse a una exclusiva urbanización cuyas viviendas tienen un precio de mercado que parte de los 300.000 euros aunque pueden llegar a alcanzar los dos millones de euros, según el programa. Esta nueva casa contaría con vallas de seguridad en la entrada, cámaras de vigilancia y una garita con un vigilante.
Hace unos días su hija, Rocío Flores, denunció públicamente y ante la policía la aparición de unos 500 carteles con el rostro de su padre en los que se leía la palabra «Maltratador», y que habrían sido distribuidos por diversas zonas de Málaga.
Rocío Carrasco: «Mi hija no se arrepiente de lo que hizo»
La hija de Rocío Jurado aceptó que Rocío Flores, de quince años, se mudara con su padre porque llegó a sentir «miedo por su vida»
Rocío Carrasco reconoce que llegó a sentir «miedo por su vida» y por eso aceptó que Rocío Flores se mudase con su padre, Antonio David Flores, después de la agresión que tuvo lugar el 27 de julio del 2012. En ese momento la menor tenía tan solo quince años y dejó inconsciente a su madre tras una discusión que comenzó por una nectarina. Así lo aseguró en el noveno capítulo de la docuserie Rocío, contar la verdad para seguir viva, que emite Telecinco.
La hija de Rocío Jurado reveló qué pasó poco después de ese episodio en el que la relación entre madre e hija se rompió de manera definitiva, al menos por el momento. Tras pegar a su madre, Rocío Flores habló por teléfono con su padre en el coche, que le pide al chófer que lleve a su hija al cuartel de la Guardia Civil. El chófer no accede a esa petición y cumple con el mandato de Rocío Carrasco, que era llevar a la menor al colegio donde hacía un cursillo de verano. Una vez que la menor se encuentra en el colegio, Rocío Carrasco llama al centro «y ya digo que la niña no puede volver a mi casa por lo que ha pasado, Paco me recoge y me lleva al hospital y yo entro pidiendo por favor que no se fuera a saber nada de lo que ahí pasara, que no quería que nada de eso saliese», recuerda. Sin embargo, «el médico me dice que lo siente mucho pero que tiene que dar parte, que es su obligación», dice.
Rocío Carrasco afirmó que en el hospital, ella quería irse para que lo que había ocurrido con su hija en su casa no trascendiese y que no le pasase nada a su hija. «Yo quería irme corriendo del hospital porque tenía miedo de que todo eso trascendiera y de que hubiera prensa. Entonces me dice que no me puedo ir porque tengo un traumatismo y tengo que estar en observación por lo menos unas horas», asegura.
«Estuve en ese hospital cinco horas, las imprescindibles, me quería ir a mi casa, no quería que nadie me viera. Esto fue un viernes día 27 y creo recordar que me llaman del cuartel de la Guardia Civil un 28», prosiguió explicando. «Lo coge Fidel y el guardia le dice ´Fidel, coge a Rocío y veniros para el cuartel´. Al ocurrir eso, los dos sabíamos que había pasado algo, esa llamada sustituye a que vengan a tu casa, te suban en el furgón esposada y te lleven al cuartel. Antes de salir llamo a mi abogado», rememoró en el capítulo emitido ayer.
Para sorpresa de Rocío Carrasco y Fidel, al llegar al cuartel, ven un coche de un fotógrafo en el exterior. «Vimos un coche y le decimos a un guardia si habían identificado al coche. Ese coche resultó ser si no de él, de una persona que trabajaría para él en ese momento, como Gustavo González, de su agencia. El que yo tuviera que ir a ese cuartel en esa fecha solamente lo sabía la jueza a la que le habían trasladado la denuncia, los guardias y la otra parte. La jueza le pide a la policía judicial la máxima discreción», recuerda.
«Cuando llego al cuartel de la Guardia Civil se me informa de que mi hija me ha denunciado por un delito de maltrato habitual. La denuncia la ha firmado el padre», aseguró.
A pesar de que esta agresión fue la que desencadenó todo, Rocío Carrasco aseguró que no fue la primera que sufría por parte de su hija adolescente. «Hay una agresión que ella me hace con un cuchillo», afirmó. «Ella estaba pelando una manzana y mi enano se mete en medio… aquí tengo la cicatriz», aseguraba mostrándola a cámara. «Yo le decía: ´Rocío ¿Qué has hecho?´ Lo único que quería era hacerle ver que tenía que darse cuenta de que eso no era bueno, que no estaba actuando bien, que eso no podía ser», recuerda.
Aunque Rocío Carrasco narró en un primer momento esta agresión ante la jueza, finalmente le quitó importancia. «Dije que había sido sin intención», aseguró. «Eso es lo que ha conseguido, en lo que ha conseguido convertir a su hija, en eso», dijo Rocío Carrasco culpando de esa situación a Antonio David Flores.
La condena a Rocío Flores
A pesar de que Rocío Flores denunció a su madre por malos tratos, finalmente fue ella la condenada por ese motivo. Rocío Carrasco nunca la denunció, pero la Fiscalía actuó de oficio por las lesiones que presentaba su madre tras la agresión de julio del 2012. En el programa de ayer Rocío Carrasco leyó la sentencia condenatoria a su hija. Como trascendió hace poco más de un año cuando Rocío Flores concursaba en Supervivientes, la menor fue condenada por un delito de maltrato continuado contra su madre durante tres años (en ese momento tenía quince años, por lo que según la justicia los malos tratos habrían comenzado cuando tenía doce). La sentencia también recoge una falta de injurias y otra de amenazas. Fue condenada a 60 horas de trabajos en beneficio de la comunidad, pero finalmente cumplió seis meses de libertad vigilada.
Sobre si su hija Rocío Flores, que le ha llamado en varias ocasiones en los últimos tiempos, se arrepiente de lo ocurrido, Rocío Carrasco ha asegurado que cree que no. «Yo creo que no se arrepiente. Es una muestra más de lo que le ha inculcado Antonio David», aseguró.
«A mí no me duele tanto la paliza como el hecho de que ella quisiera meterme en la cárcel. A mí me duele saber que una hija mía, que la he llevado aquí en la barriga sea capaz de querer meter a su madre en la cárcel por algo que no ha hecho. A día de hoy me mata», reconoce Rocío Carrasco.
Rocío Carrasco recuerda que finalmente tuvo que contar lo que ocurría en su casa con su hija. «Yo tengo que narrar lo sucedido ante la jueza y la fiscal porque se pedía pena de cárcel para mí por maltrato habitual de mí hacia mi hija», afirmó. La sentencia recoge faltas de respeto a su madre como «guarra», «mi madre es la mujer de mi padre», «tengo ganas de partirte la cara» o «le dabas patadas a tu barriga cuando estabas embarazada de David».
En ese momento se realizó un informe psicosocial a Rocío Flores en el que la justicia detectó: «Polarización radical en sus preferencias a la figura paterna y rechazo de la materna». También leyó la declaración de David Flores, que tenía unos trece años en ese momento tras la denuncia de malos tratos. «El menor expresa que su padre le ha explicado lo que tiene que decir. También describe que su hermana le ha explicado varias veces lo que tiene que decir», dijo Rocío Carrasco.
«El auto de archivo dice que no se puede descartar una instrumentalización de la denuncia de mi hija orientada a sus deseos: el cambio de custodia», declaró Rocío Carrasco. Tras ese momento, su hija se mudó con su padre y su hijo David Flores lo haría unos años después.
En ese momento el juzgado propuso una mediación para trabajar la relación maternofilial, pero tanto Rocío Flores como Antonio David se negaron. «Se habló la posibilidad de trabajar con ella y con su madre en una mediación. Tanto a la menor como al padre les parecía una aberración, sería asumir cualquier responsabilidad ante el hecho denunciado», aseguró Carrasco.
«Esto se ha utilizado mediáticamente para decir que hay un hecho truculento en mi vida y que mi hija no puede estar conmigo. Ese es el motivo. Soy yo la que se adhiere a esas medidas y dice: ‘concédalas usted, porque la niña a mi casa no puede volver´», recuerda que declaró tras la agresión.
«Vivía en el terror de alguien que no sabe lo que le depara al día siguiente. Lo peor que hay en el mundo es la incertidumbre de no saber qué te vas a encontrar. Yo estaba enterrada en vida. Cuando digo terror, es terror con todas las letras. Encima tienes que salir públicamente con buena cara y decir que todo va bien. Es terrorífico», añadió.
Las mentiras de Antonio David Flores
En el capítulo de ayer Rocío Carrasco desmontó otra de las mentiras de Antonio David Flores que declaró que su hija necesitaba terapia psicológica pero que él no se la podía pagar. «La menor y su hermano pertenecen a una sociedad médica con todas las especialidades desde su nacimiento que paga su madre», recoge la sentencia.
«No es que tu hijo te dé una paliza, que ya es, que es antinatura. Es que ha ido y me ha puesto una denuncia y le ha dicho a su padre ´papá, ya está hecho´ para meterme en la cárcel», reflexiona Rocío Carrasco. «A mí la condena de mi hija solo me produce sufrimiento porque es una prueba de lo que hizo y de por qué lo hizo», añade.
Sobre una posible reconciliación con su hija, Rocío Carrasco cierra la puerta mientras que ella tenga relación son su padre. «No puedo mantener, muy a mi pesar, relación con alguien que tiene a la otra persona al lado y que ha intentado meterme en la cárcel», aseguró. «Hoy por hoy no puedo. Y la persona que lo quiera entender que lo entienda y quien no pueda, que no la entienda», añadió.
«Hay algo que es se podrá recomponer, pero partiendo de la base de que esa persona no esté ni en la vida de ella ni en la mía», aseguró. «¿No la voy a querer? ¿Por qué llevo sin hablar 20 años? ¿Por qué? ¿Por gusto? ¿Porque me gusta sufrir? ¿Porque me gusta quererme quitar de en medio? No, lo he hecho por ella y por él», reconoció entre lágrimas.
«Nadie me devuelve las cosas que yo no he vivido con mis hijos, a mí no me devuelve nadie el ir a ver a mis hijos a una función de colegio, un beso de mi hija, muchas cosas, y nadie ha hecho nada, ni medios de comunicación ni justicia en ese sentido», lamentó Rocío Carrasco. «Y todo el mundo le ha bailado el agua. Y todo el mundo se lo ha creído interesada o desinteresadamente. Y todo el mundo le ha servido de marioneta. Y todo el mundo ha contribuido a que esto sucediera de una manera o de otra», añadió refiriéndose al papel de Antonio David durante todos estos años. «Yo tenía dos motivos por los que no contaba mi verdad. Hoy, lo estoy contando hoy cuando una tiene 24 y otro 22. Lo estoy contando hoy, pero yo he procurado que ellos crecieran con la figura de su padre intacta», aseguró.
La novena entrega del documental congregó a 2.092.000 de telespectadores, un 25,4 % de cuota de pantalla.