Europa aplaude una compleja operación de riñón en herradura hecha en Santiago

SOCIEDAD

El logro del doctor Daniel Pérez es portada del «British Journal of Urology»
23 may 2021 . Actualizado a las 05:00 h.Mujer, 42 años, con infecciones de repetición, dolor, fiebre y cálculo que ocupa la mitad derecha de un riñón en herradura (se llama así a los riñones que están fusionados haciendo esa forma). Ese era el estado de la paciente que se encontraba a punto de perder la función. La única solución pasaba por una operación muy compleja. La hizo con éxito el doctor Daniel Pérez Fentes (Ourense, 1978) el año pasado. Hoy la paciente se encuentra perfectamente. Y la intervención ocupa la portada del número de mayo del British Journal Of Urology, revista especializada de referencia internacional. «Para mí que soy el responsable de la unidad, es todo un honor estar en esa portada», dice el médico.
Pérez Fentes es el responsable de la Unidad de Endourología y Litiasis del servicio de Urología del CHUS y lideró esta operación en el Hospital de Conxo. Se encontró en este caso con todo un reto quirúrgico. Lo explica: «Primero, estaba el volumen de litiasis que ocupa todo el riñón. Y, segundo, la anomalía anatómica que hace que el riñón tenga una disposición distinta a la que estamos acostumbrados a tratar. Son riñones que están rotados de una forma diferente. Tienen una posición más baja y están menos accesibles desde la piel del paciente. Por la colocación que tienen hay muchas estructuras en medio, sobre todo el colón».

El doctor estudió el caso. Buscó por dónde acceder al órgano del modo menos agresivo. «En este tipo de riñón las intervenciones se suelen hacer con el paciente boca abajo, en prono. Se creía que es más seguro», indica. Sin embargo, el equipo de Pérez Fentes planteó hacerlo al revés: «Presentamos la viabilidad de hacerlo con el paciente supino, es decir boca arriba. La posición nos permitía trabajar con dos orificios pequeños en el lateral del paciente de forma muy segura. Con ecografías y rayos X pudimos entrar directamente en los cálices renales, con cámaras, y empezar a romper con láseres y otros equipos toda la piedra».
Intervención en tres fases
En pacientes sin anomalía anatómica esta técnica es usual. Se realiza con normalidad. «Perfectamente hacemos cuatro o seis casos cada semana y los pacientes se van en un día», indica. Pero aquí, además del volumen de la piedra, «que era muy grande», aparecía la anomalía del riñón. El médico dice que se tuvieron que hacer tres cirugías: «En la primera se hizo la limpieza de los cálices en los que había más obstrucción. En la segunda terminamos de limpiar el resto delos cálices, usando los mismo orificios. Y en la tercera, ya con una cámara desde abajo, desde la uretra de la paciente, terminamos de limpiar con láser los restos que quedaban». Eso es importante: «Si queda cualquier mínimo resto, el fracaso está garantizado porque en poco esas piedras empiezan a crecer».
La intervención resultó satisfactoria. E incluso mejoró la expectativas: «La paciente no tuvo complicaciones, la estancia fue muy breve. En la suma de las tres cirugías no llegó una semana. El riñón no solo se limpió sino que mejoró. A día de hoy esa chica está sin que le diese ningún problema». Y con ello se abre paso a otro modo de tratar el problema: «Empieza a haber debate respecto a hacer cirugías con el cuerpo boca arriba», señala Pérez.