Los expertos temen la explosión en otoño de la cepa india, que ya ha obligado a cerrar Lisboa y recuperar restricciones en Gales
19 jun 2021 . Actualizado a las 13:31 h.Lisboa fue este viernes y durante todo este fin de semana para los lisboetas. Entre sorprendidos, indignados o, simplemente, resignados, los 2,9 millones de habitantes del área metropolitana afrontaron a mediodía de ayer un nuevo cierre perimetral que durará, al menos, hasta primera hora de la tarde del lunes. El objetivo es evitar que el coronavirus se expanda hacia el resto del país como consecuencia de la movilidad entre la capital y el resto de las regiones los sábados y domingos.
La culpable se llama Delta, la antes conocida como variante india del coronavirus, que se ha convertido en un eficaz patógeno colonizador.
No solo en Portugal, sino también en Rusia y Reino Unido, cuyas autoridades han decidido aplazar un mes la desescalada por miedo a esta mutación. Europa entera vive pendiente de su evolución, consciente de que es cuestión de tiempo y de cómo se hagan las cosas sanitariamente hablando para que la mutación dispare los contagios, dada su capacidad de transmisión, hasta un 80% más elevada que el covid-19 original.
Varios expertos de Alemania y Estados Unidos coincidieron ayer en un diagnóstico: Delta se convertirá el próximo otoño en el gran problema pandémico en todo el mundo. Y el Viejo Continente no se librará. Una vez que termine el verano y caigan las temperaturas, calculan que se convertirá en la cepa predominante -en Reino Unido ya ha desbancado a la propia variante británica (Alpha)- y afectará especialmente a los grupos de población que todavía no se hayan vacunado. Ahora mismo, la OMS registra su presencia en 70 países, entre ellos España, aunque aún a un nivel muy bajo.
En el extremo opuesto figura Reino Unido, casi con un 90% de prevalencia que ha paralizado su regreso a la nueva normalidad, y Rusia, que ayer contabilizó 17.929 contagios, de los cuales 9.000 se produjeron en Moscú, la cifra más elevada desde el comienzo de la pandemia hace más de un año. Pero a ambos se ha sumado el Gobierno de Gales, que ha anunciado la paralización del protocolo de reapertura iniciado la semana pasada debido a las buenas perspectivas de una epidemia en regresión. Han bastado cinco días para cambiar la curva y saltar de 184 casos diarios de la variante Delta, registrados el lunes, a los 488 difundidos ayer por el ministro principal, Mark Drakeford, quien reconoció que «esta variante ha entrado en Gales y se ha extendido rápidamente por todo el país. Hay una transmisión sostenida y acelerada en todas partes».
De hecho, se ha convertido en el virus dominante y -cuatro de cada cinco infecciones llevan su firma, lo que significa que «una vez más nos enfrentamos a una grave situación de salud pública», añadió. Drakeford ha ordenado aplazar los planes de salida de la crisis y aplicar a rajatabla las medidas de prevención hasta el 15 de julio en un intento de reducir la cifra de ingresos hospitalarios. Todo ello, en un país donde la tasa de contagios asciende a 22,2 por 100.000 habitantes, inferior a la de la mayoría de regiones de Europa.
«Una medida razonable»
Los expertos sitúan el detonante de este recrudecimiento en la liberalización de algunas restricciones el 7 de junio. Más o menos lo mismo que sucede con Portugal. Numerosos lisboetas se preguntaban ayer cómo el país ha pasado de abanderar la recuperación sanitaria en la UE a terminar de nuevo cerrando el área metropolitana. El confinamiento comprende 18 municipios y prohíbe salir a 2,9 millones de habitantes, al mismo tiempo que la entrada de visitantes. Quizá por eso, los vecinos de la capital disfrutaban ayer de las calles semivacías y de terrazas mucho menos concurridas que hace solo siete días para enfado de comerciantes y hosteleros.
El Ministerio de Salud no ha conseguido bajar del millar de infecciones diarias (1.298) y 862 corresponden a Lisboa, un invernadero de la mutante india. El primer ministro señaló que el cierre perimetral es una «medida razonable» para evitar que el virus «se desborde», porque en caso contrario «la pandemia volverá a aumentar» en toda la nación.
Y más allá. Pese al optimista horizonte dibujado por la vacunación, el ministro de Sanidad, Jens Spahn, también llamó ayer a mantener la guardia alta. «La cuestión no es ‘si', sino ‘cuándo' la variante Delta será la dominante», alertó Spahn.