La publicación alemana «Bunte» asegura que la pareja está al borde de la desaparición
16 jul 2021 . Actualizado a las 17:37 h.Es habitual que todos los matrimonios pertenecientes a la realeza den que hablar en algún momento. Pero el caso del formado por Alberto y Charlène de Mónaco ha contenido siempre un especial interés. Sea por la turbulenta vida de él —con hasta tres hijos ilegítimos confirmados— o por la actitud de ella, lo cierto es que su historia de amor nunca ha conseguido convencer a la prensa internacional.
La más reciente adición a la lista de portadas que han protagonizado corresponde a la publicación alemana Bunte, que hace unos días abría su edición dando por hecho la inminente separación de la pareja. Lo cierto es que la princesa lleva ya un largo tiempo permaneciendo en Sudáfrica, su país natal, lejos de su familia. Aunque la casa real monegasca emitió un comunicado en el que achacaban la ausencia de Charlène a una infección que la mantenía convaleciente, la explicación no ha sido suficiente para acallar las sospechas de una crisis matrimonial.
Tal y como recoge Bunte, —publicación alemana y una de las mayores informantes en todo lo relacionado con la familia Grimaldi— la sudafricana llevaría mucho más tiempo en su país de nacimiento del que parece reconocer en el comunicado. La familia real llevaría tiempo sin reunirse, algo que parece confirmar la última aparición oficial que realizó el matrimonio en conjunto, y que se remonta al nueve de febrero.
Más allá del distanciamiento de Alberto y Charlène, la publicación también afirma una serie de movimientos extraños por parte de administradores financieros de la Casa Real, que apuntan a la compra de inmuebles e inversiones en Sudáfrica, algo que no tendría sentido si nadie de la familia fuese a permanecer allí durante una larga temporada. Además, fuentes pertenecientes al círculo de amigos de Charlène en Sudáfrica aseguran que la princesa habla de una nueva etapa en su vida, lejos de Mónaco y de su actual marido, por la que se siente muy emocionada, según informa también Vanitatis.
Desmiente los rumores
Con tantos frentes abiertos, la princesa ha concedido una entrevista en su país de origen en la que ha intentado aclarar su situación en Sudáfrica. Según sus propias palabras, se trata de una infección de oídos, nariz y garganta causada por una operación dental que parece haberse complicado. Desde entonces, su salud le impide retornar junto a su familia, pues los especialistas la han disuadido en varias ocasiones de coger un avión en sus condiciones.
Aunque los que sí podrían visitarla mientras se encuentra convaleciente son Alberto y sus dos hijos pequeños, la inestable situación con respecto a las restricciones sanitarias puede haber impedido que la reunión se produjese antes, según comentó la princesa al canal en el que se desarrolló la entrevista, Channel 24. Mientras tanto, la princesa deberá conformarse con las videollamadas con sus seres queridos, como así ha compartido en sus redes sociales.
Numerosas crisis
A pesar de que en esta ocasión la prensa internacional parece estar más segura que nunca de las turbulencias matrimoniales de los royals, a lo largo de sus diez años de matrimonio han sido ya varias las ocasiones en las que se ha asegurado que el final estaba cerca.
Una de las más sonadas es, sin lugar a dudas, las habladurías que corrieron como la pólvora justo después de la celebración de la boda. Las lágrimas de Charlène al salir de la iglesia, un gesto común entre muchas recién desposadas, se interpretaron por la opinión pública más como una señal de tristeza y desamparo que como felicidad y emoción. Todo ello se unió a la información publicada por el francés L'Express, en la que se aseguraba que la ya princesa de Mónaco se habría intentado escapar no una, ni dos, sino hasta tres veces, para evitar la celebración del matrimonio.
Igualmente, la salida a la luz del controvertido contrato que la aristócrata se vio obligada a firmar antes de las nupcias también dio mucho de que hablar. Aunque la práctica es común en todas las familias reales europeas, las estipulaciones del caso concreto hicieron saltar todas las alarmas. El acuerdo incluía la obligación de que Charlène permaneciese casada con Alberto durante cinco años, así como darle un heredero que garantizase la continuidad de la dinastía Grimaldi.