Antón, usuario de Tinder: «Los adultos no jugamos con trenecitos, jugamos con el sexo»

Melissa Orozco / a.A A CORUÑA / LA VOZ

SOCIEDAD

Antón Terrores, un informático coruñés de 51 años que utiliza la aplicación móvil Tinder para conocer personas.
Antón Terrores, un informático coruñés de 51 años que utiliza la aplicación móvil Tinder para conocer personas. Gema García

Los mayores de 50 ven en las «apps» otra forma de relacionarse alternativa a la tradicional

28 ago 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Unas cuantas fotos, dos «me gusta», un match en Badoo, luego en Meetic y finalmente en Tinder. Después se cruzó un «¿otra vez tú por aquí?», «no pierdes el tiempo», y finalizó en un «estamos predestinados a quedar». Así conoció Antón a una chica coruñesa con la que salió durante varios años y aún la recuerda como una de sus mejores aventuras en las aplicaciones de citas. A sus 51 años, ha pasado por casi todas las app para ligar en Internet, su gusto por la informática y su personalidad extrovertida le han despertado la curiosidad por este tipo de red social.

«Me di de alta en Tinder porque hay que estar ahí. A ver lo que surge, a veces se da de todo, cualquier tipo de relación. Lo peor es cuando quedas con alguien y esa persona no aparece. Me ha pasado, hasta me he ido de excursión por la app. En esta aplicación encontré muchos y muchas amantes. Todos buscamos lo mismo que es: no estar solos. Es un juego, los adultos no jugamos con trenecitos de niños, sino con el sexo», afirma Antón.

Como él, hay distintos perfiles de personas mayores de 50 en A Coruña que navegan por aplicaciones como AdoptaUnTío, Badoo, Tinder, Bumble, Facebook Parejas y Meetic. Estos son algunos ejemplos de las descripciones que dan hombres coruñeses en sus cuentas: «Soy soltero, jubilado, pensionista. Mis gustos son viajar y bailar. Busco compañías para... lo que surja», «amante da natureza, das cousas sinxelas e da xente legal e con actitude positiva, desexo compartir unha boa e tranquila amizade» o «caballero buscando dama».

Hay quienes utilizan las aplicaciones de citas con la esperanza de encontrar algo más que una aventura, un nuevo amor o una segunda oportunidad. A pesar de que la virtualidad suponga un reto más en el momento de conocer gente, se da el caso de personas que no dejan de intentarlo. «Estiven 12 anos casado coa miña muller e morreu hai tres anos. Un ano despois creei a conta de Tinder. Aquí non hai duelo. A Tinder non podes vir explicando penas. Lembro á miña muller, pero hay que seguir, non se pode andar chorando. Nunca se debe ignorar que a pesar de que isto sexa virtual do outro lado están persoas», dice un usuario de la aplicación que tiene 58 años.

Para algunos adultos, los filtros a la hora de ligar después de haber pasado por varias relaciones son indispensables para quedar con alguien. La estabilidad emocional además de la apariencia física son aspectos que entran en juego cuando dos personas se conocen. También se encuentran casos de solteros que no se atreven a crearse un perfil de Tinder por desconfianza.

«No sé si me crearía un perfil porque no me da confianza el tema de relacionarse a través de Internet y no ver a la persona cara a cara. Lo primero que veo de un hombre es el físico. Pero la verdad, si luego no puedo tener una buena conversación, es un creído o un mujeriego, no sigo conociéndolo. La forma de ligar siempre ha sido la misma, pero he visto que antes algunas cosas eran distintas. Solo conocías a gente de tu zona y ahora con las aplicaciones puedes conocer personas de otras partes. También es algo bueno porque algunas personas nunca llegarían a conocerse si no fuera por ese medio», señala María, una mujer coruñesa de 58 años que está viuda desde hace tres años.

La pandemia intensificó el uso de las aplicaciones, según los usuarios, pero también supuso una dificultad extra en el momento de ligar. Para María, ahora hay que pensárselo dos veces antes de quedar con una persona, «es más difícil aceptar a gente que está fuera de tu círculo de amistades», afirma. Incluso, hay redes sociales como Meetic que incluyen un apartado en el que las personas pueden indicar si están vacunadas o no. Adultos como Antón han optado por hacer videoconferencias antes de salir con otras personas. «No es lo mismo, no hay química. En la vida real tú estás percibiendo a la otra persona, ves su lenguaje no verbal y notas si le caes bien. Antes del covid era más fácil y seguro ligar en directo. A veces, la gente aprovecha el anonimato para poner cosas increíbles en sus perfiles y mentir», dice.