«Las tasas de cambio en la biosfera son tan rápidas como las que vimos con los dinosaurios», alerta un científico
08 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.Aunque lo hayamos olvidado, el ser humano ha vivido el 90 % de su existencia en sintonía con el mundo natural. Entender el lenguaje de la naturaleza era una cuestión de vida o muerte. De ese pasado no queda prácticamente nada. Solo la esperanza de que regresen aquellos días en los que el hombre y la mujer entendían el valor real de cuidar del medio ambiente.
Hace unos 10.000 años, la humanidad se asentó frente a las orillas del Nilo para trabajar la tierra y crear los cimientos de la primera civilización. Desde entonces la explotación de los recursos naturales ha conducido a la especie humana a un nivel de progreso difícil de imaginar hace tan solo unos siglos. Por el camino la población mundial ha crecido exponencialmente hasta los 7.000 millones. Sin embargo, el planeta ha pagado un precio altísimo. El impacto ha sido y sigue siendo tan elevado que la ciencia ha dado por concluida la era geológica en la que la humanidad ha estado desde hace unos 11.700 años, el Holoceno, y ha inaugurado una nueva edad geológica: el Antropoceno.
La serie documental El Antropoceno, el impacto de la humanidad (Movistar +) muestra en tres episodios (Tierra, Aire y Agua) algunas de las huellas que identifican a esta nueva etapa. Algunas pueden observarse desde el espacio. La faz del planeta ha cambiado radicalmente. Se aprecia cada noche en las millones de fuentes de luz que iluminan el mundo y durante el día en la transformación radical que ha experimentando la vegetación debido a la agricultura y al avance del hormigón, el acero y el asfalto, cuya masa ha crecido hasta igualar a la masa de toda la vida en el planeta. «El ser humano ha creado una especie de tecnoesfera, con un peso medio de 50 kilogramos por metro cuadrado», destaca uno de los científicos que aparece en el documental.
Otra señal inequívoca del Antropoceno es la modificación de la composición de la atmósfera. Las actividades humanas han alterado el equilibrio energético entre la radiación solar que entra y sale de la Tierra aumentando los gases de efecto invernadero. Como resultado la temperatura global ha aumentando 1,2 grados solo en los últimos 150 años y la concentración de dióxido de carbono no tiene precedentes en tres millones de años. «Al observar las tasas de cambio del Antropoceno podemos constatar que son tan rápidas como las que vimos con la extinción de los dinosaurios. Es como un meteorito impulsado por el hombre. Estamos ante un cambio increíblemente rápido en el entorno planetario que sobrepasa la capacidad de la biosfera para adaptarse», sostiene Will Steffen, climatólogo de la Universidad Nacional de Australia, participante en esta serie y que el año pasado alertó en una entrevista en La Voz que sobre las consecuencias de un efecto dominó en el sistema climático.
Otro rastro que deja el Antropoceno, aunque menos visible es la incipiente crisis del agua. El ser humano ha levantado ciudades en desiertos y creado urbes donde conviven millones de personas. Nueva York, por ejemplo, consume cinco mil millones de litros cada día. También está agotando las reservas de aguas subterráneas. Es una cuestión de tiempo que la escasez de agua dulce para una población que no deje de aumentar derive en un conflicto mundial. Y mientras, los océanos se llenan de un material que se colado de lleno en el ciclo de la vida marina: el plástico. No hay un lugar del planeta, ni los más profundos ni los más elevados, donde no se perciba la mano del Antropoceno.