La periodista vasca, fallecida la madrugada del viernes, narró a través de las redes sociales durante un año su enfermedad, un cáncer gástrico diagnosticado cuando ya era tarde
06 sep 2021 . Actualizado a las 15:44 h.La periodista vizcaína Olatz Vázquez se pasó 18 meses esperando un diagnóstico correcto. Su caso no es el primero ni el único, y tampoco será el último, pero por su repercusión no es uno cualquiera, convertido ya en todo un símbolo de las otras víctimas del covid-19, las indirectas, las colaterales: todas aquellas personas a las que no se les han detectado enfermedades o se les han descubierto demasiado tarde porque el sistema sanitario lleva año y medio enfocado en una pandemia que le mantiene sobrecargado, saturado. Las prioridades de la atención primaria y de los servicios de urgencias han cambiado. Pero no todo es coronavirus.
Olatz Vázquez falleció la madrugada del pasado viernes a los 27 años. Colaboradora de medios como XL Semanal, Vogue, El País, Cadena Ser o Radio 3, la también fotógrafa se volvió en un referente de la lucha contra el cáncer cuando empezó a contar su historia a través de las redes sociales, principalmente en Twitter, pero también en Instagram, donde el 23 de junio del año pasado les habló por primera vez a sus seguidores de su enfermedad. Dos semanas antes había sido diagnosticada de un cáncer gástrico con metástasis abdominal en estadio IV que, tal y como explicó posteriormente en el diario El correo, le acompañaba desde hacía año y medio sin ni si quiera ella saberlo. Ni ella, ni las «decenas» de médicos que visitó.
Olatz arrancó ahí un relato tan duro como necesario, a través del que cuál los que la seguían -más de 50.000 personas- llegaron a ser conscientes del retraso de semanas e incluso meses que acumulan las pruebas diagnósticas en España, conocido como efecto desplazamiento, del abandono que sufren los pacientes de otras enfermedades por culpa del covid. «Por la pandemia se han diagnosticado un 21 % menos de casos de cáncer [en relación a la etapa del confinamiento domiciliario]: la gente no fue a los hospitales, se retrasaron pruebas», detalló hace meses en una entrevista a El periódico de Cataluña. «Se avecina una pandemia de cáncer avanzado, se han olvidado de nosotros», advirtió.
Olatz se sometió a una veintena de ciclos de quimioterapia que, finalmente, no dieron el resultado esperado. Posteriormente probó un ensayo experimental en el Hospital Vall d'Ebron en Barcelona, pero en julio un TAC reveló que no estaba funcionando y lo abandonó. Estuvo ingresada un mes en Vizcaya y en agosto regresó a casa.
«La vida te cambia en apenas tres segundos, el tiempo que un médico invierte en pronunciar las siguientes tres palabras: 'Olatz, tienes cáncer'. Desde entonces mis días son eternos domingos en los que puedo dedicar todo mi tiempo a lo que más me gusta: la fotografía». Así, sumó a sus palabras una crónica fotográfica que fue alimentado con autorretratos realizados con una Leica que le hizo llegar el pianista James Rhodes al conocer su historia. A principios de abril, se abrió una cuenta en la web de micromecenazgo para proyectos creativos Patreon, «un espacio libre -argumentó, defendiendo que la censura de Instagram apenas le permitía publicar sus imagenes, entre las que abundan desnudos, siempre de corte artístico- donde crear una comunidad de viajeros que me vean y lean sin prejuicios». Sus obras fueron expuestas en el Festival Internacional de Fotografía de Belgrado.
Olatz Vázquez publicó su último mensaje en Twitter el 19 de agosto: «He perdido la noción del tiempo, si es que ahí dentro la tienes. He perdido kilos, aspecto, independencia. Siento deciros que he perdido a la Olatz que era. Entré tratando de estabilizarme unas náuseas y vómitos, y me quedé por un fallo intestinal. La enfermedad que me acompaña ha hecho de las suyas cuando yo más débil estaba. Me he convertido en una persona totalmente dependiente de los míos, ya que vivo 24/7 conectada a alimentación parententeal y una vía nasogástrica, que es lo que me hace estar hoy aquí. Por suerte, y por fin, ahora estoy en casa con hospitalización a domicilio, tranquila y rodeada de los míos [...] No me preguntéis si estoy con tratamiento porque ahora mismo no...» Paralelamente, compartía un texto similar en Instagram: