Wenceslao González: «Cualquier mecanismo de progreso va a necesitar de las matemáticas»

Javier Becerra
javier becerra REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

XOAN A. SOLER

El catedrático de la USC acaba de recibir el Premio Nacional de Estadística

27 sep 2021 . Actualizado a las 17:51 h.

El Premio Nacional de Estadística es el máximo galardón de la materia que se concede en España. Este año ha correspondido al catedrático de la USC Wenceslao González Manteiga (Sao Paulo, 1956) por «sus aportaciones en los últimos 30 años en la modelización no paramétrica de dinámicas y dependencias en sistemas complejos y al desarrollo de la estadística no paramétrica». El docente sonríe cuando se le plantea lo imposible que es para el profano entender a qué se dedica. «Ahí se utiliza una terminología muy científica de algo que tiene que ver con el análisis de datos -explica-. Se trata de modelos de estadística dedicados a muchos aspectos como la predicción meteorológica, el estudio de los tiempos de vida en el ámbito biomédico, la modelización de series financieras, cosas de lingüística, criminología o modelos predictivos medioambientales».

-No queda duda del carácter transversal de su disciplina.

-Es muy transversal. Las matemáticas son un ámbito enormemente potente de la ciencia. Pero, en particular, la estadística creo que es el más transversal. Sobre todo por el momento que vivimos ahora mismo. Todo son datos. Se usa la estadística en las redes sociales y en la política para saber a quién se vota. Estamos en la era del big data y eso obliga a que haya técnicas que sean capaces de conducir todo eso de forma inteligente.

-¿Hay un bum matemático?

-Llevamos unos cuantos años con él, pero ahora es casi explosivo. A la capacidad tan grande de generar información se une la necesidad de tener prestaciones computacionales y la creación de modelos para canalizar esa información. Se ve, por ejemplo, en la medicina personalizada.

-¿Puede poner un ejemplo?

-Imaginemos que queremos hacer un diagnóstico a una persona a través de un indicador. Si tienes mucha información de lo que ha ocurrido en otros hospitales del mundo con un determinado medicamento, tú lo puedes aplicar. Antes se hacían mediciones globales y ahora caminamos a lo personalizado.

-¿Qué se encuentra en las aulas de la facultad?

-El bum se está viviendo. Se va a crear un grado de Inteligencia Artificial, que tiene una conexión muy grande con la estadística. Cada vez hay más alumnos y de distintos ámbitos. En nuestro máster de técnicas estadísticas tenemos alumnos que vienen de Políticas, Biología y Sociología. Luego, hay un interés general por las matemáticas. De hecho, tenemos una nota de corte altísima. Porque tiene una proyección muy grande. Pero es un bum internacional. En Estados Unidos, por ejemplo, la profesión de analista de datos es la mejor pagada por salario medio.

-El problema de ello es que, paradójicamente, escasean los profesores para formar a las futuras generaciones.

-Sí que es verdad. Hace años existía una relación causa-efecto entre estudiar matemáticas y ser profesor. Y es un conocimiento insustituible en la formación de un alumno. Muchos matemáticos se han ido a la consultoría. Es un cambio mundial.

-¿El progreso de un país pasa por los matemáticos?

-No sería tan determinante, pero sí es cierto que cualquier mecanismo de progreso va a necesitar de las matemáticas. Me costaría mucho trabajo pensar en algo en lo que no vayan a estar presentes las matemáticas.

-¿Qué piensa del miedo a deshumanizar la sociedad, reduciendo todo a estadísticas y algoritmos?

-Que existe y a los matemáticos aún nos da más. Llevamos ese pensamiento algorítmico al orden de nuestra vida. Eso ya no sé si es bueno. Pero todas las decisiones pueden acabar en una estadística. Un concepto muy usado es el de riesgo. Muchas decisiones que se toman en la vida se hacen en función del riesgo. Si compro una vivienda quiero saber la evolución de los tipos de interés.

-¿Qué le parece la propuesta de aplicar la perspectiva de género a las matemáticas?

-En este momento hay muchísimas matemáticas de altísimo nivel. Pero es verdad que hay gente muy buena que, en un momento determinado, hace un parón con consecuencias. Hay que favorecer todo lo posible que eso no ocurra, porque se nota. El número de catedráticas es inferior y es un precio que están pagando. Yo si he tenido la suerte de tener este premio es también por el esfuerzo que hizo mi esposa. También es profesora, pero le dio en algunos momentos más atención a los niños que yo.