El Nobel de Química premia la máquina que construye moléculas de forma más ecológica

Raúl Romar García
r. romar LA VOZ

SOCIEDAD

Claudio Bresciani

La organocatálisis creada por David MacMillan y Benjamin List permite desarrollar de forma más eficiente desde medicamentos a células solares

06 oct 2021 . Actualizado a las 12:43 h.

Los científicos David W.C. MacMillan y Benjamin List, ambos de 53 años, son los ganadores del Premio Nobel de Química por el desarrollo de una herramienta para la construcción de moléculas, la organocatálisis, según acaba de anunciar la Academia Sueca de Ciencias en Estocolmo.

Los galardonados ha desarrollado «una nueva e ingeniosa herramienta para la construcción de moléculas: la organocatálisis. Sus usos incluyen la investigación de nuevos productos farmacéuticos y también ha contribuido a que la química sea más ecológica», según la Academia.

La academia sueca recordó, al anunciar el premio, que los investigadores creyeron en general durante mucho tiempo que solo había dos tipos de catalizadores disponibles: metales y enzimas. Los galardonados este año «desarrollaron un tercer tipo, la organocatálisis asimétrica, que se basa en pequeñas moléculas orgánicas».

Esta técnica se «ha desarrollado a una velocidad asombrosa. Usando estas reacciones, los investigadores ahora pueden construir de manera más eficiente cualquier cosa, desde nuevos productos farmacéuticos hasta moléculas que pueden capturar la luz en las células solares», agregó la academia.

List (Fráncfort, Alemania, 1968), se preguntó si realmente se necesitaba una enzima completa para obtener un catalizador. Para ello probó si un aminoácido llamado prolina podría catalizar una reacción química. «Funcionó de manera brillante», constataron los miembros de la academia sueca.

MacMillan (Bellshill, Reino Unido, 1968), por su parte, trabajó con catalizadores metálicos que se destruían fácilmente con la humedad. Se preguntó si podría desarrollar un tipo de catalizador más duradero utilizando moléculas orgánicas simples. «Uno de estos demostró ser excelente en catálisis asimétrica».

La concesión de este año sigue a la del Nobel de Química en 2020 a las científicas Emmanuelle Charpientier y Jennifer Doudna por reescribir el «código de la vida» y «el desarrollo de un método para la edición del genoma».

Muchas áreas de investigación e industrias dependen de la capacidad de los químicos para construir moléculas que puedan formar materiales elásticos y duraderos, almacenar energía en baterías o inhibir la progresión de enfermedades. Este trabajo requiere de catalizadores, que son sustancias que controlan y aceleran las reacciones químicas, sin llegar a formar parte del producto final.

Por ejemplo, los catalizadores de los automóviles transforman las sustancias tóxicas de los gases de escape en moléculas inofensivas. Y nuestros cuerpos también contienen miles de catalizadores en forma de enzimas, que cincelan las moléculas necesarias para la vida.

Los catalizadores son, por lo tanto, herramientas fundamentales para los químicos, investigadores que durante mucho tiempo creyeron que, en principio, solo había dos catalizadores disponibles: metales y enzimas. Y fue en este escenario cuando irrumpieron el alemán Benjamin List y el británico David McMillan, que guardan relación con el Ciqus de la Universidade de Santiago. Ambos, en el 2000, y de forma independiente entre sí, desarrollaron un tercer tipo de catálisis: la organocatálisis asimétrica, que se basa en pequeñas moléculas orgánicas.

«Este concepto es tan simple como ingenioso y el hecho es que muchas personas se han preguntado por qué no lo pensamos antes», explicó Johan Awqvist, presidente del Comité Nobel de Química.