La nueva ley exigirá un cursillo para tener perro

alfonso torices COLPISA / MADRID

SOCIEDAD

Una mujer pasea con sus dos perros por el Obradoiro
Una mujer pasea con sus dos perros por el Obradoiro xoan a. soler

Habrá que esterilizar a los animales de compañía si conviven con ejemplares del otro sexo y los zoos se encaminan al cierre.

07 oct 2021 . Actualizado a las 12:24 h.

El Gobierno quiere poner coto al sacrificio, abandono y maltrato de animales, aspectos en los que España, donde alguien se deshace de un ejemplar de compañía cada dos minutos, encabeza los ránking europeos.

El ministerio de Derechos Sociales remitirá al Congreso la primera ley nacional de protección animal, que prohíbe matar mascotas sanas, obligará a realizar un curso formativo para poder tener perro y destierra prácticas como el tiro al pichón o las peleas de perros y gallos. El sacrificio injustificado o el entrenamiento para peleas se multarán con entre 100.000 y 600.000 euros y la cría por particulares, el abandono o el no registro legal de la mascota, con al menos 30.000.

El Ejecutivo dio a conocer este miércoles el primer borrador del anteproyecto de ley que, tras la alegaciones y modificaciones que sufrirá, enviará al Congreso a principios de 2022, para que pueda ser aprobado y entre en vigor de cara al 1 de enero de 2023.

La nueva regulación busca el sacrificio cero, por lo que prohíbe matar a animales de compañía abandonados o sanos y solo autorizará un procedimiento eutanásico para ejemplares con enfermedades o padecimientos mortales o invalidantes, al tiempo que promoverá la creación de centros de protección y acogida y de santuarios de animales.

Para conseguirlo precisa acercarse primero al abandono cero en un país con más de 13 millones de mascotas registradas y otras tantas fuera de control, con las que cohabitan un tercio de las familias españolas.

Como primera medida, ordena la identificación obligatoria de cualquier animal de compañía y de sus propietarios en un registro nacional coordinado con las autonomías. Con igual fin decreta la prohibición de la cría por particulares, para rebajar los abandonos y dificultar las ventas piratas.

La crianza solo podrá ser tarea de profesionales, que tendrán que estar registrados, por lo que se les exigirá una cualificación y una condiciones concretas. Para evitar accidentes, el borrador obliga a esterilizar a todos los ejemplares de la misma especie y distinto sexo que conviven de manera habitual y prohíbe los animales silvestres en los hogares.

La regulación veta, incluso a profesionales o zoológicos, la cría y comercialización de especies salvajes extranjeras. Para minimizar compras compulsivas no se podrán comercializar ni adquirir mascotas domésticas que supongan un peligro para la salud, para la seguridad o que pertenezcan a especies exóticas invasoras. Con el mismo fin se impide la exhibición y venta de animales en comercios con la excepción de los peces.

La tercera pata de la norma es la protección a los animales contra la crueldad humana. Prohíbe el tiro al pichón, el tiro a tubo de codornices, las peleas y la presencia de animales salvajes en los circos. Se crea un registro de ciudadanos inhabilitados para la tenencia de animales, para impedir que continúen con sus malos tratos, y se prohíbe el uso de pinchos, collares y enseres similares que ahorquen a las mascotas o de aparatos eléctricos que les causen daños y sufrimientos.

La norma pone límites del uso de ejemplares en romerías, procesiones y cabalgatas y los zoológicos y delfinarios tendrían los días contados pues la reforma les impide comprar nuevos animales no autóctonos. El anteproyecto no entra en prohibiciones ni limitaciones de espectáculos taurinos, pero sí ordena diseña protocolos para la atención y rescate de animales en situaciones de emergencia, como las catástrofes, inundaciones, incendios o accidentes de tráfico.