Tras detectar 133 casos en once provincias, las autoridades confinan a miles de personas y piden que no se entre ni salga de Pekín
25 oct 2021 . Actualizado a las 18:15 h.Con unas cifras que en la mayoría de países serían consideradas el fin de la pandemia, China vuelve a imponer fuertes restricciones por unos pequeños brotes del coronavirus. Pero su política de Covid 0, que ha mantenido la epidemia, lleva a adoptar medidas draconianas para cortar de raíz cualquier rebrote antes de que se propague a gran escala.
Incluyendo los 35 nuevos positivos detectados el domingo, las autoridades contabilizan desde la semana pasada 133 casos en once provincias, lo que ha hecho saltar todas las alarmas porque se trata del mayor brote desde julio. Pertenecientes todos ellos a la supercontagiosa variante Delta, se concentran en el norte y noroeste, sobre todo en Mongolia Interior y Gansu, pero también han llegado al centro y sur, -por ejemplo a Shaanxi y Guizhou- e incluso a Pekín.
Como la capital está más protegida para salvaguardar a la cúpula del régimen y también los Juegos Olímpicos de Invierno, que empiezan el 4 de febrero, el Gobierno local intenta reducir los movimientos de entrada y salida. Además de pedir a los 20 millones de pequineses que no viajen si no es estrictamente necesario, las autoridades han aplazado sin fecha la maratón prevista para el próximo lunes, en la que iban a participar 30.000 corredores. El domingo también fue suspendida la maratón de Wuhan, que iba a simbolizar la victoria de China sobre la pandemia.
Los viajes turísticos han sido cancelados a las zonas donde han aparecido casos, entre ellos Pekín, y las empresas han recibido órdenes de que sus empleados no hagan viajes de trabajo. Desde el año pasado, los funcionarios, profesores y estudiantes tienen prohibido salir de sus respectivas ciudades para impedir así posibles infecciones.
Como ocurrió lo mismo durante los brotes del verano, hay millones de personas que llevan ya casi dos años sin moverse dentro de China y, además, tampoco pueden viajar al extranjero. Al cierre de fronteras en muchos países, entre ellos los de la Unión Europea porque China no deja entrar turistas ni viajes de negocios, se suma que la Policía no está concediendo pasaportes.
Alta vacunación
Aunque ya han sido vacunados al completo el 75,6 % de los 1.400 millones de chinos, no se espera que las restricciones acaben pronto. Mientras se empiezan a reabrir otros territorios que también la aplicaban, como Singapur, Tailandia y Australia, Pekín rechaza de forma tajante convivir con el virus. El motivo es que hay varias fechas sensibles el próximo año, como los Juegos Olímpicos de Invierno y el Congreso del Partido Comunista en octubre, y el régimen no quiere perder el control de la covid-19.
Para legitimarse ante su pueblo, las autoridades se amparan en el bajo número oficial de fallecidos (4.636), así como en la normalidad que se respira tras el estallido en Wuhan frente a la sangría que la pandemia ha causado en el resto del mundo. Además, se trata de una cuestión elemental para que no se desborde el sistema sanitario, ya que China solo tiene 3,6 camas de UCI por cada 100.000 habitantes.