La medallista olímpica gallega se siente renovada. «He madurado mucho, he aprendido a vivir sola y soy más feliz que antes»
13 nov 2021 . Actualizado a las 22:49 h.Convocó a sus seguidores a través de sus redes sociales y ellos acudieron... Lo hicieron además en masa. La atleta gallega Ana Peleteiro está pletórica. Ha participado en la Global Energy Race y, gracias a la difusión que ella y otros «embajadores» famosos le dieron a esa carrera, el Grupo Bimbo ha podido entregar cerca de 360.000 rebanadas de pan a los Bancos de Alimentos. «Hay que predicar con el ejemplo», afirma la atleta, medalla de bronce en triple salto en los recientes Juegos Olímpicos de Tokio. Simpática, expresiva y locuaz, Peleteiro, a sus 25 años, no esquiva ningún asunto. Lo mismo cuenta que por fin ha aprendido a lidiar con la soledad, que te habla de su «no relación» con Omar Montes o de cómo la adoptaron sus padres.
Peleteiro admite que su trabajo como deportista de élite requiere mucho sacrificio. «Pero supongo que es mejor levantarte por las mañanas para ir a la pista a hacer lo que más te gusta que acudir a una oficina que quizás no te motive». En los entrenamientos le gusta intercalar alguna broma... «Nunca he sido la graciosilla del grupo, pero intento romper el hielo con mi retranca gallega para que la gente suelte un poco la tensión. En mi grupo hay un ambiente increíble».
Peleteiro se siente renovada, y la culpa la tiene Rebeca López, la coach a la que acudió después del confinamiento. «La cuarentena para mí fue un momento malísimo a nivel psicológico, me di cuenta de que no tenía una buena salud mental». De aquello no quiere ni acordarse, porque hoy ve la vida de otra manera. «He madurado muchísimo, he aprendido a relativizar las cosas. Soy mucho más feliz de lo que era antes. Y eso se lo debo a Rebeca. Gracias a ella logré tomar muchas decisiones que no quería afrontar por miedo».
Ana rompió recientemente su relación con su novio, el medallista portugués Nelson Évora, pero lo matiza... «No tomas una decisión así por hacer una terapia, pero sí es cierto que empiezas a gestionar las cosas de otra manera. Por ejemplo, yo le tenía pánico a la soledad y ahora me gusta mucho estar sola. Incluso cuando estoy con gente lo disfruto más, antes no soltaba el móvil». Ana vive feliz conociéndose a sí misma, como ella dice, y a su perro, Tokio, un caniche al que adora. Y no. No ha tenido ninguna relación con Omar Montes... «Grabamos una bromita en Tik Tok y luego se descontextualizó, se nos fue de las manos. Dijimos que confirmábamos lo nuestro, pero lo nuestro no es un romance sino un programa del que pronto daremos detalles. Yo sé perfectamente que Omar no es mi pareja ni lo será nunca. Es solo un colega».
Un mensaje diferente
Considerada un icono del deporte español, Peleteiro se muestra humilde... «Ha habido muchas deportistas mejores que yo, pero para ser un icono y un referente no tienes que ser la que más medallas ha ganado, tienes que dejar un legado. Y yo intento transmitir un mensaje diferente, una cara más natural, más desenfadada de la cultura del esfuerzo y la superación que cale en las nuevas generaciones. Me gustaría que se me recordara no solo por las victorias sino por cómo he sabido reponerme en los malos momentos».
Sus padres, que la han apoyado siempre, llevan tatuados los aros olímpicos. Lo que empezó como una broma de su madre («si ganas una medalla, me tatúo», en un momento en el que hasta para la saltadora el podio parecía inalcanzable), terminó convirtiéndose en realidad. «Y ella tuvo que cumplir su promesa. Luego se sumó mi padre».
Adoptada con solo dos días de vida por esta pareja gallega que llevaba siete años esperando ese momento, Ana opina que «un bebé hecho de forma natural es muy deseado, pero un hijo adoptivo lo es aún más». Nunca ha querido conocer a su familia biológica, «porque no he tenido vivencias con ellos». Pero sí sabe que quien la trajo al mundo era «una chica blanca de Coruña. Sus razones tendría para darme en adopción y lo agradezco porque darle a tu hija un futuro mejor me parece un acto de muchísima bondad, muy generoso».
De niña, Ana Peleteiro Brión ya apuntaba maneras de deportista de élite. «Era muy cabezona, algo caprichosa, pero sobre todo, siempre me estaba marcando objetivos». Y así sigue. «A cabeza non para» es la expresión que la define. «Siempre estoy buscando nuevos desafíos. Me han hecho muchas ofertas de televisión, pero las he rechazado todas. Mi prioridad es seguir creciendo como deportista, continuar cosechando medallas».
Peleteiro no se considera víctima del racismo. «Solo lo he sufrido en momentos muy puntuales». Pero cree necesario que la gente joven «vea que ser negro no es nada malo. A mí mi sobrino me llama negra y me encanta».