¿Por qué el James Webb orbitará en una región concreta del sistema solar?

SOCIEDAD

NASA / ESA

El telescopio más potente de la historia ha llegado al punto de Lagrange 2, el lugar desde el cual observará la infancia del universo

26 ene 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

En 200.000 años el homo sapiens ha pasado de sobrevivir malamente en la sabana africana a protagonizar aventuras espaciales. Con el James Webb la ciencia ha conseguido una nueva hazaña, dada la complejidad de la misión. «El instrumento es tan grande que ha tenido que plegarse para que entrara en un cohete. Una vez en órbita se ha estado desplegando en una maniobra de una gran complejidad. Es la primera vez en la historia que se ha hecho algo así y todo ha salido perfecto», explica Santiago Arribas, investigador del CSIC que ha participado en el diseño.

La misión acaba de cosechar un nuevo éxito. El telescopio alcanzó ayer, justo un mes después del lanzamiento, la zona del sistema solar desde la cual procederá con las observaciones. Se conoce como Lagrange 2 y es una región situada a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra que reúne unas condiciones muy especiales. «Un objeto en este lugar mantiene una cierta estabilidad en la órbita. Según la ley de la Gravitación Universal cuando un cuerpo está lejos del Sol tiende a retrasarse con relación a la Tierra y los que están más cerca se mueven más rápidamente. Sin embargo, en este punto el telescopio gira a la misma velocidad que nuestro planeta alrededor del astro rey», comenta Arribas.

El objetivo de alinear el Sol, la Tierra y el telescopio en un órbita estable es que el James Webb siempre esté orientado del lado del escudo que lo protege de la radiación solar. «Además, al moverse a la misma velocidad facilita mucho las comunicaciones con la Tierra», reconoce.

Claro que esto no es suficiente. El aparato debe evitar calentarse, pero al mismo tiempo dispone de paneles solares que tienen que recibir radiación para suministrar energía. Por ello, una vez que el telescopio alcanza esta región del espacio realiza una orbita a mayores sobre un punto invisible mientras gira alrededor del Sol y se mueve además de arriba a abajo.

«Podemos verlo como si estuviéramos en la cima de una montaña, en una situación de equilibrio. Si nos movemos un poco podemos caer hacia un lado u otro de la montaña. Lo que hace el telescopio es colocarse como en una especie de loma para mantenerse estable. Y cada cierto tiempo tenemos que darle un pequeño empujón para arriba para que después, por efecto de la gravedad, descienda ligeramente. Con la órbita local y movimiento vertical conseguimos que esté siempre en la misma zona, que el escudo proteja el telescopio, pero también que los paneles reciban la luz solar justa para darle energía», subraya.

Ahora, una que está ya colocado en su posición, comienza una nueva fase de la misión que se prolongará hasta mediados de julio. Durante los próximos seis meses tendrá que completarse el enfriamiento total hasta los 230 grados bajo cero y también calibrarlo. «El James Webb tiene un espejo primario con 18 segmentos individuales. Lo que tenemos que hacer es ajustarlos para que funcionen como uno solo», apunta.

Espectrógrafo

La colaboración de Arribas en el telescopio más potente que jamás se ha construido se centra en uno de los instrumentos que incorpora. Se trata del espectrógrafo NIRSpec. «Lo que hace es descomponer la luz en diferentes colores de una manera parecida a cómo lo hace un prisma. Esto nos proporciona información muy detallada sobre un objeto como su composición química, la temperatura, densidad o cómo se mueve».

A diferencia de cualquier otro que se haya enviado al espacio, este espectrógrafo tiene una sensibilidad inédita para detectar luz infrarroja, lo que le permitirá detectar los primeros objetos luminosos que surgieron después del Big Bang. De esta forma, será posible estudiar cómo se formaron las galaxias y han evolucionado a lo largo de la historia del universo. Además, permitirá obtener con un detalle sin precedentes las propiedades de los exoplanetas, caracterizar sus atmósferas e investigar la posible existencia de componentes compatibles con la vida.