Adriana Abascal se separa de Emmanuel Schereder tras nueve años

MARTÍN BASTOS

SOCIEDAD

Ángel Díaz Briñas / Europa Press

El pasado 15 de enero, Enmanuel abandonaba el domicilio conyugal ubicado en Avenue Foch

05 feb 2022 . Actualizado a las 12:27 h.

Nada hacía sospechar que Adriana Abascal estaba pasando por un mal momento cuando el pasado 26 de enero la vimos en el desfile de alta costura de Elie Saab, donde lució espléndida con un entallado vestido negro y unas botas doradas de su firma Skorpios. Pero parece que, como se suele decir, la procesión iba por dentro, ya que, según asegura la revista Hola, la exmiss México y su marido, Emmanuel Schreder, habrían puesto fin a nueve años de matrimonio. Hasta el momento siempre se habían mostrado como una pareja inseparable. Sin embargo, eso no evitó que comenzaran los rumores de que la relación con el empresario inmobiliario francés no iba tan bien como hacían ver. El pasado 15 de enero, Emmanuel abandonaba el domicilio conyugal ubicado en Avenue Foch, en una de las zonas más exclusivas de la capital francesa, donde han pasado casi una década juntos, desde su enlace en junio del 2013. Al parecer se habría mudado a otro apartamento, aunque vivirá cerca de Adriana y dos de sus tres hijos, Diego y Jimena. La mayor, Paulina, estudia en Estados Unidos. La mexicana está ahora muy centrada en sus proyectos laborales y ni ella ni Schreder han hecho declaraciones públicas sobre su separación. En las redes sociales de Abascal nada deja entrever que esté pasando por este difícil momento.

Sus cicatrices

Carbonero grita «vida». «Mi cuerpo es otra forma de recordar el camino. El tiempo y sus costuras. Cicatrices que ya sonríen en mi piel. Grito vida», escribía Sara Carbonero en su Instagram, enseñando por primera vez la cicatriz tras ser intervenida de un cáncer de ovario en el 2019.

«Este último año ha estado lleno de cambios, crecimiento y aprendizaje, pero sobre todo de aceptación y agradecimiento. Así que, huyendo de intensidades (a ver si lo consigo) solo diré que gracias enormes a la vida por ponerme otras 365 páginas en blanco por delante para llenarlas de las palabras más bonitas posibles. Me siento muy afortunada y feliz», confesaba junto a la imagen en la que aparece mostrando su vientre y su ombligo, con una cicatriz en vertical. «Que siga el baile siempre», terminaba.