
La invención de este objeto tan cotidiano se remonta a China hace 2.400 años y llegó a Europa a través de la Ruta de la Seda
13 feb 2022 . Actualizado a las 05:00 h.El origen del paraguas poco tiene que ver con la aplicación que le damos actualmente en Europa. La historia de este complemento se remonta a China hace 2.400 años. Debido a su costosa elaboración, se consideraba un objeto de lujo y el uso estaba restringido a gente rica y poderosa que lo utilizaban para protegerse del sol y no de la lluvia. En China únicamente las mujeres de clase alta usaban paraguas para protegerse de la luz solar.
El paraguas llegó al viejo continente a través de la Ruta de la seda, aunque su introducción no fue precisamente exitosa. Los europeos habían interiorizado desde la época de la antigua Grecia que se trataba de un objeto femenino y que se usaba solo en días soleados. La palabra inglesa «umbrella» proviene del latín y significa sombrilla. Es decir, estaba asociado a la protección solar, a mujeres y a personas muy importantes, como el papa. El umbracullum, que servía para proteger al pontífice, aún sigue luciendo en el escudo del Vaticano que se muestra durante la sede vacante, el período en el que se elige un nuevo papa.

En la Inglaterra del siglo XVIII la historia de este accesorio cambia de la mano de un famoso empresario londinense llamado Jonas Hanway, que entendió la utilidad que tenía el paraguas en un clima tan húmedo como el inglés. Su visión innovadora le costó muy cara, como ocurrió en otros muchos casos en la historia de la ciencia y con aquellas personas que se atrevieron a proponer cambios revolucionarios.

Hasta ese momento el método más habitual entre los ingleses para no mojarse consistía básicamente en un chubasquero y un sombrero. Como último recurso siempre estaba un cafetería o cervecería. Así que Hanway sufrió un auténtico calvario por las burlas de los vecinos cada vez que lo sacaba a la calle. Además sus colegas empresarios consideraban ese invento una amenaza, porque su uso podría provocar un descenso de la clientela en los días de lluvia, justo cuando más vendían muchos negocios. El inglés Jonas Hanway sufrió todo tipo de reproches cada vez que sacaba su paraguas a la calle, pero el tiempo le daría la razón porque todos acabarían por reconocer el uso práctico de este objeto.