Miles de niños que comparecen en divorcios lo hacen en «juzgados hostiles»
SOCIEDAD
Los abogados de familia piden zonas amigables porque en una sala de vistas con jueces y fiscales de toga «el trauma es mucho mayor». Denuncian que los niños se enfrentan a esta experiencia muchas veces completamente solos.
05 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.La situación se repite a diario en muchos juzgados españoles, sobre todo en demarcaciones más pequeñas. Un niño de 10 años pasa por un arco de seguridad con guardias uniformados. Aguarda en un pasillo en el que también están sus padres con sus respectivos abogados esquivándose la mirada o lanzándose los últimos reproches porque no se han puesto de acuerdo en los términos del divorcio y se disponen a litigar. Mientras el menor espera sentado, pasa delante de él un detenido con las manos esposadas acompañado de dos policías.
Cuando le llaman para que preste declaración, entra en la sala de vistas nervioso, con miedo e intimidado por lo que ve: un lugar no muy bien iluminado, con un estrado, una mesa larga, una bandera... y unos señores vestidos con togas negras y puntillas en las mangas que le empiezan a interrogar... algunos sin demasiada sensibilidad: «¿Con quién quieres irte a vivir?».
A veces, el menor puede estar acompañado del psicólogo del juzgado, pero en general está solo. Recelo, tensión, ansiedad, tristeza... es lo que sufren muchos hijos de padres separados cuando el divorcio acaba en juzgados en los que no existen las llamadas salas 'amigables', habitaciones sin tanta parafernalia judicial donde los niños se sienten más cómodos y protegidos. Más de la mitad de los chavales que comparecen en juicios de divorcio lo hace en «un espacio hostil». Son cerca de 50.000 niños los que encaran cada año esta penosa situación, según los datos de la Asociación Española de Abogados de Familia (AEAFA), que llevará este asunto a su congreso nacional que comienza hoy en Madrid.
«Es inadmisible»
«Es inadmisible que en el mismo día del juicio de divorcio se celebre la audiencia del menor y también es inconcebible que se realice en la sala de vistas», se queja Beatriz de Pablo, vocal de la AEAFA, que reclama «salas amigables» en todos los juzgados del país y no solo en los de las capitales, donde son más habituales.
«Hay jueces y fiscales más sensibles. Los hay que se quitan la toga, se bajan del estrado, se ponen en una esquinita y ayudan al menor a que no se sienta tan impresionado», dice la abogada Beatriz de Pablo, de la AEAFA. Pero son los menos. «Nuestro interés, como abogados de familia, es buscar las mejores condiciones para que el menor pueda declarar con más comodidad en los procesos judiciales», subraya.
En España solo el 6% de los menores expone su opinión en una sala adecuada, el 35% lo hace en el despacho del juez y un 55% en la 'dura' sala de vistas. Allí son escuchados por los jueces cuando sus padres discrepan sobre asuntos que les atañen directamente, como la custodia, el régimen de visitas, el lugar de residencia, un cambio de colegio o incluso la celebración de un acto religioso.
«Si la declaración se hace en la sala de vistas en presencia del fiscal y del juez vestidos con toga, el menor se sentirá intimidado y cohibido. El trauma resulta mucho mayor, y no se expresará con libertad, que es el objetivo de su intervención», detalla la representante de la AEAFA, que reclama que los niños no tengan que declarar el mismo día del juicio «esperando en el mismo espacio donde se encuentran sus padres con sus abogados, los testigos...».
Según los datos del IV Observatorio del Derecho de Familia, que se dará a conocer en el congreso nacional, solo una de cada cuatro declaraciones se produce en una fecha diferente. A veces, los progenitores intentan influir en sus respuestas. «Esta situación les genera a los hijos un conflicto de lealtades: creen que su opinión va a ser decisiva en la resolución del conflicto», apostilla Beatriz de Pablo.
La representante de la AEAFA, que es la mayor asociación de abogados de España por número de afiliados, unos 2.500, aprovecha para reclamar una especialización en familia para todos los juzgados del país, de modo que en todos los juzgados, también en los más pequeños, haya al menos un juez especialista en temas de familia, y que no tenga que llevar asuntos tan dispares como un robo, un litigio de terrenos o un divorcio.