Una guerra nuclear provocaría un enfriamiento global en la Tierra

SOCIEDAD

La historia que cuenta el lagometraje «La Carretera» transcurre durante un invierno nuclear
La historia que cuenta el lagometraje «La Carretera» transcurre durante un invierno nuclear

La temperatura mundial descendería hasta siete grados, como durante la última glaciación

14 mar 2022 . Actualizado a las 14:08 h.

En el largometraje La Carretera (2009, John Hillcoat) se muestra muy bien cómo podría ser el mundo tras una guerra nuclear. «Los relojes se detuvieron a la 1.17 horas. Hubo un potente destello de luz y luego una serie de pequeñas sacudidas. Cada día es más gris que el anterior. Hace frío y el mundo se muere poco a poco. Los animales no han sobrevivido y los cultivos desaparecieron hace mucho. Pronto desaparecerán los árboles. Las carreteras están pobladas de refugiados y bandas con armas que buscan combustible y comida». El protagonista describe así los efectos de un invierno nuclear.

En los 80, durante la Guerra Fría entre la Unión Soviética y los Estados Unidos, el republicano Ronald Regan, un presidente belicista impulsó el programa nuclear Iniciativa de Defensa Estratégica, bautizado como la Guerra de la Galaxias.

Un grupo de científicos encabezados por el astrónomo Carl Sagan decidieron dar un paso adelante y enfrentarse a Reagan. En 1984 publicaron una obra titulada El Frío y la Oscuridad que explica las consecuencias que conllevarían los bombardeos nucleares. Las explosiones inyectarían aerosoles en la estratosfera. Esta es una capa sin movimientos verticales y vapor de agua. Las partículas permanecerían años en la atmósfera e impedirían el paso de los rayos solares.

La nube de partículas provocaría un descenso drástico de la temperatura. Estudios posteriores cifraron el descenso de la temperatura media entre 2 y 7 grados. Es decir, la temperatura que había durante la última glaciación.

La teoría de Sagan sobre el invierno nuclear se basaba en los efectos que provocan las tormentas de polvo en Marte. El científico había participado en las misiones Viking de la Nasa y los análisis mostraban que el polvo altera el balance radiativo, haciendo que bajasen las temperaturas. También en los datos extraídos tras la violenta explosión del volcán Krakatoa en 1883 que expulsó cenizas que alcanzaron la estratosfera. Un año después hubo un notable descenso térmico en Europa.

Además, las partículas que cubrirían todo el globo generarían un oscurecimiento de la atmósfera que alteraría los principales procesos biológicos que harían inservibles los cultivos y desencadenaría una hambruna planetaria.