Investigadores españoles quieren usar la cerveza y el vino para administrar fármacos

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Cerveza
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No solo permitiría disminuir la dosis y mejorar el resultado, sino que reduciría drásticamente los efectos secundarios

25 abr 2022 . Actualizado a las 18:44 h.

¿Y si para curarte de alguna enfermedad solo tuvieras que brindar con una copa de vino? ¿Y si pudieras recibir el tratamiento que necesitas tomando una cerveza a la vez? Suena a ciencia ficción, pero podría dejar de serlo. Por lo menos, esa es la intención de un grupo de investigadores españoles del Instituto de Investigación Biomédica de Lleida, +Pec Proteomics, dirigido por Xavier Gallart-Palau, en colaboración con el equipo de investigación a IMDEA-Food Research Institute de la Universidad Autónoma de Madrid. Lo que han descubierto es la presencia de nanovesículas en subproductos de la industria alimentaria, un hallazgo que abre la puerta a ingerir fármacos a través de la cerveza, el vino o incluso el yogur.

«El hallazgo, que se protegió por patente europea el pasado noviembre, indica habilidades excelentes a la hora de mejorar la biodisponibilidad de fármacos con diana en el sistema nervioso central. Esta acción tiene que permitir reducir la dosis de administración del fármaco aumentando a la vez su efectividad» ha explicado el investigador  Xavier Gallart-Palau, del Centro de Investigación Biomédica en Red en Salud Mental CIBERSAM del Instituto de Salud Carlos III de Madrid.

De acuerdo con la investigadora Aida Serra, esta reducción de la dosis del fármaco y su circulación en fluidos biológicos a través de su encapsulamiento también reducirá drásticamente los efectos secundarios asociados a la administración de los medicamentos.

Los alimentos en estudio para esta investigación contienen vesículas extracelulares, unas partículas secretadas por todos los tipos de células y que utilizan para comunicarse entre ellas. Es como la línea directa que conecta al organismo. Estas vesículas están presentes de forma natural en alimentos que se consumen a diario, como la leche y los productos lácticos, las plantas comestibles y los alimentos fermentados.

Por eso, el equipo investigador decidió analizar la levadura de cerveza, el suero de leche de un yogur natural, una bebida fermentada de té y el vino fermentado. Así, tras observar los datos, la investigación ha demostrado que estas vesículas -bautizadas como BP-EVs por sus siglas en inglés- presentan un alto potencial para ser utilizadas como nano vectores para la administración de fármacos.

Asimismo, esas vesículas tendrían que permitir convertir en tratamiento oral fármacos que actualmente no permiten esta vía de administración. El equipo investigador ha optimizado la obtención de estas vesículas teniendo en cuenta su potencial escalabilidad industrial y ha descrito las bases para múltiples aplicaciones en los campos de la biotecnología y la biomedicina. Además, las vesículas provienen del reciclaje de residuos de la industria alimentaria, un hecho que mejora su disponibilidad, reduciendo el coste de obtención y contribuyendo al progreso de la economía circular.

Al mismo tiempo, estas han demostrado nula toxicidad para su uso. A causa de estas características, el hallazgo representa la mejor fuente actual de vesículas extracelulares para ser utilizadas como nanovectores por la administración de moléculas.

En el trabajo, publicado en la revista Advanced Functional Materials, han participado también el grupo de Oncología ginecológica y peritoneal del Instituto de Investigación del Hospital de La Santa Creu i Sant Pau, el Departamento de Medicina Experimental de la Universidad de Lleida, el Hospital Universitario Institut Pere Mata de Reus, el Instituto de Investigación Sanitaria Pere Virgili (IISPV) de Reus y el Centro de Investigación Biomédica en Red en Salud Mental CIBERSAM del Instituto de Salud Carlos III de Madrid.