Había sido intervenido quirúrgicamente en los pulmones el pasado lunes
27 abr 2022 . Actualizado a las 16:39 h.El cardenal Carlos Amigo Vallejo (Medina de Rioseco, 1934) murió este miércoles a los 87 años en el Hospital Universitario de Guadalajara a raíz de una insuficiencia cardíaca, a la que sumaron las complicaciones propias de una rotura de cadera y un encharcamiento de pulmones, dolencias de las que fue operado hace unos días.
El que fuera arzobispo de Sevilla entre 1982 y 2009 sufrió una caída mientras celebraba el pasado 22 de febrero el 25 aniversario de la ordenación episcopal del cardenal Carlos Osoro, en la catedral de la Almudena de Madrid.
Franciscano y hombre de talante abierto, era uno de los pocos prelados españoles que procedía de una congregación religiosa. Participó en los cónclaves que sirvieron para elegir a los papas Benedicto XVI y a Francisco. Mantenía buenas relaciones con los poderes públicos y la Familia Real. Vistió los hábitos de franciscano a los 20 años. En 1973, ocupó la diócesis de Tánger en un momento clave para las relaciones entre España y Marruecos.
Hijo de médico y primo del psiquiatra y escritor Juan Antonio Vallejo-Nágera, Amigo era un hombre culto. Llegó a estudiar Medicina, profesión que nunca ejerció. Marchó a Roma para estudiar Filosofía y luego en Madrid se licenció en Psicología.
Cuando tenía 48 años, Juan Pablo II firmó la bula por la cual le nombraba arzobispo de Sevilla, en sustitución del cardenal José María Bueno Monreal. Nada más llegar a la ciudad, organizó la primera de las visitas que Juan Pablo hizo a Sevilla con motivo de la beatificación de Sor Ángela de la Cruz.
En 1993, el Papa volvió a viajar España con motivo de la celebración Congreso Eucarístico Internacional, que se celebró en Sevilla. El 18 de marzo de 1995, ofició la boda de la infanta Elena con Jaime de Marichalar en la catedral hispalense.
Llegó a formar parte de la curia romana, primero como miembro de la Pontificia Comisión para América Latina y luego del Pontificio Consejo para la Salud. En 2003, Karol Wojtyla le concedió el birrete cardenalicio.
El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, definió al fallecido como «un hombre dotado de un carisma excepcional, un cardenal abierto a los cambios de la sociedad, valiente y firme en sus principios». «En él encontré siempre afecto y cariño», afirmó el Moreno Bonilla.